Todos los días, agradezco que Emet, mi pareja y yo estemos en la misma sintonía en lo que respecta a las finanzas. Tenemos objetivos y hábitos de gasto similares, lo que nos permite compartir tarjetas de crédito y cuentas bancarias. Pero a veces, me pregunto: ¿cómo cambia la comunicación financiera entre parejas heterosexuales y homosexuales?

Cuando recientemente le pregunté a una amiga sobre la relación con su esposa, me sorprendió descubrir que cada una tenía solo una vaga idea de la deuda estudiantil que una y otra tenían antes de casarse, y que habían elegido no combinar las finanzas.

Las estadísticas

Esto, aparentemente, no es poco común: una de cada cinco parejas sufre estrés financiero y eso les hace retrasar la compra de una casa u otras compras importantes que les cambiarían la vida. Además, desconocen todo el proceso para ello y eso genera frustración y es fuente de peleas. ¡Sin embargo, en México, un tercio de las parejas casadas admite que discute por dinero de una a tres veces por semana!

No hay datos concluyentes en México acerca de cuántas parejas tienen una cuenta mancomunada. Lo que parece ser un consenso entre las fuentes (Banco de México, INEGI, Condusef) es que la decisión de vincularse financieramente a través de una cuenta se realiza (entre los más jóvenes), una vez que la relación se consolida. En las parejas de mayor edad o más tradicionales se conservan modelos de administración doméstica anteriores como que haya una sola cuenta a nombre del esposo. 

Lo que parece claro es que, en esta investigación personal, la frialdad de los números no ofrece una imagen completamente precisa de la realidad de todas las parejas jóvenes y sus relaciones financieras.

Parejas heterosexuales vs. gais: cómo hablan mis amigos sobre el dinero

Le pregunté a dos parejas, una pareja gay y una pareja heterosexual sobre sus estrategias financieras. Sara y su esposa, Viviana, viven en la Ciudad de México; y Alicia y su esposo, Jorge, viven en Aguascalientes. Ambas parejas dijeron que intentaron ponerse de acuerdo sobre el manejo de sus finanzas antes de casarse.

Sara y Viviana dicen que su plática financiera tuvo como tema las deudas previas que cada una traía a la relación.

Alicia me dijo que hablar de finanzas tan abiertamente con Jorge era muy extraño para ella pues su familia era muy conservadora cuando se trataba de hablar de dinero y en su casa nunca escuchó a sus padres hablar sobre el tema: se hacía lo que papá decidía. Sin embargo, también nos dijo que para ella era muy importante estar en sintonía con Jorge sobre este tema.

Como tal, trabajaron juntos para desmontar el tabú.

¿Qué tan diferentes fueron entre sí estas dos parejas millenials en lo que respecta a sus finanzas?

Alicia dice que desde que lograron hablar sobre el tema han empezado a planificar juntos sus presupuestos. De hecho, siente que ha sido genial tener a alguien con quien compartir también estas responsabilidades y la lucha por conseguir objetivos comunes.

La importancia de la comunicación

Las relaciones se desmoronan debido a la falta de comunicación entre los cónyuges, dice Amy Schoen, entrenadora certificada de vida y relaciones. “Creo que es importante discutir las finanzas antes de casarse. Tuve una cliente que descubrió que su prometido no había sido honesto sobre su deuda (cinco cifras) y se sintió traicionada”, dice Schoen.

“Ella sintió que si él hubiera venido con ella a decirle: aquí estoy, esta es mi situación y este es mi plan, ella lo hubiera apoyado para salir adelante. Pero rompió con él porque no confió en ella. Así que es mejor ser honesto y trabajar en ello como pareja que ocultarlo”.

En mi propia relación, mi pareja y yo hemos tenido la costumbre de hablar sobre nuestros hábitos de gasto y ahorro desde el principio. Y aunque no siempre hemos estado de acuerdo en cómo y en qué se gasta el dinero, Emet y yo hemos tenido la suerte de que somos muy compatibles financieramente. Rara vez tenemos desacuerdos sobre estas cosas.

Lidiar con las diferencias de ingresos

Emet gana más que yo. Sara gana más que Vivian. Alicia gana más que Jorge. Estas diferencias de ingresos podrían ser una fuente de conflicto en nuestras respectivas relaciones.

Pero las discrepancias de ingresos no tienen por qué ser fuente de tensión o conflicto en las relaciones saludables.

“Como abogada de divorcios, puedo afirmar que una de las fuentes más comunes de conflicto que puede llevar a la ruptura de una relación son las finanzas”, dice Christina Previte, abogada de NJ Divorce Solutions. “Específicamente, los conflictos nacen en los desacuerdos en temas vitales como la forma de gastar, ahorrar y administrar el dinero.”

“Uno pensaría que estos temas, en un matrimonio normal, debieran ser cosa cotidiana. Sin embargo, no es así”, agrega Previte.

Sara dice que ni su trabajo ni el de su esposa están garantizados. Sin embargo, debido a que ella gana más en este momento y se hace cargo de la mayor parte de los gastos ahora, tiene la confianza de que, si en el futuro la situación cambia y es Vivian la que gana más, ella actuará de la misma manera.

Alicia dice que el hecho de que ella gane más que él no es un gran problema en su relación. Pero Jorge nos dijo dice que le gustaría revertir esa situación porque lo educaron para ser el proveedor familiar.

Yo estoy comenzando mi negocio de escritura independiente; y mientras tanto Emet nos mantiene con su salario de tiempo completo. Cuando hablamos de dinero, ambos deseamos ganar más. Dicho esto, vivimos absolutamente dentro de nuestras posibilidades, y cada centavo que yo gano va directamente a nuestra cuenta de ahorros.

Se siente bien ayudarnos a construir nuestros ahorros, incluso si yo no estoy contribuyendo en el día a día tanto como quisiera. He trabajado como autónoma desde hace apenas unos meses y confío en que progresaremos pronto a una mejor situación.

Parejas heterosexuales y homosexuales: ¿hay alguna diferencia?

Mientras mis amigos y yo hablábamos, me di cuenta de que puede que no haya mucha diferencia en la forma en que mi pareja y yo nos comunicamos; nuestra situación marital (casados, heterosexuales, homosexuales) no influye.

En realidad, la forma en que abordamos las finanzas de pareja no tiene que ver con nuestra orientación sexual, sino con el cambio generacional. Los millenials funcionan de otra manera.

Los millennials son más abiertos que las generaciones anteriores; un 97% de las parejas millenials habla de dinero al menos una vez al mes. Somos más abiertos acerca de nuestra ansiedad con respecto a las deudas, el trabajo y la jubilación, así que no te preocupes si tienes que acercarte a tu pareja para tener una conversación incómoda y muy poco romántica.

Es especialmente importante considerar cuidadosamente tus finanzas de pareja. En tiempos de turbulencia financiera, la comunicación puede ser una mejor herramienta que un arsenal monetario. Además, ¡quizás el verdadero problema no sea la cuenta bancaria sino decidir quién hará la cena si ninguno quiere cocinar!