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Recientemente impartí una clase de finanzas personales de 90 minutos para mujeres mayores de 50 años. Mientras estaba con ellas, noté algunas preocupaciones financieras importantes en este grupo al que yo pertenezco. Esta publicación describe diez cosas que las mujeres maduras deben considerar acerca de sus finanzas personales durante la segunda mitad de su vida financiera:
1. Es un momento financieramente único.
Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener lagunas en su historial laboral y de verse más afectadas negativamente en caso de divorcio.
Algunas mujeres han delegado toda su vida las responsabilidades financieras en sus parejas y por ello carecen de experiencia financiera.
Este es un error garrafal. Alrededor del 90% de las mujeres necesitarán administrar dinero solas en algún momento de sus vidas.
2. Enfocarse en metas “hasta la jubilación”
Las mujeres en edad de trabajar a menudo se enfocan en alcanzar sus metas y llevar a cabo sus planes “cuando me jubile”.
Tus planes de vida no pueden esperar a que te jubiles. El momento es HOY. Tus metas financieras deben ser AUDACES (Alcanzables, Útiles, Dinámicas, Adaptables, Claras, Enfocadas, Seguras). Toma una hoja de papel y escribe: “Quiero” [describe tu meta] y voy a conseguirlo en [enumerar un plazo]; y lo que haré para llegar ahí es…” . Es importante que lo dejes por escrito porque además de que no lo vas a olvidar, tomará rango de decreto y te comprometerás a cumplirlo.
3. Desafíos de liquidez
Las mujeres de todas las edades siempre están preocupadas por su liquidez, es decir, la relación entre sus ingresos y sus gastos.
Idealmente, el flujo de efectivo debería ser positivo (ingresos mayores que sus gastos) o , como mínimo, fijo (ingresos = gastos).
Tres formas de lograr una liquidez positiva es aumentar tus ingresos, reducir tus gastos diarios o ambas cosas.
4. Decisiones inteligentes para tu deuda
La base del buen funcionamiento del crédito es gastar y pagar. Lo ideal es pagar el total de tu deuda cada mes. Y solo en contadas ocasiones, el pago mínimo.
Un consejo adicional: evita estar “al revés” de un préstamo (es decir, deber más de lo que vale el artículo por el que pediste dinero prestado); verifica tu informe y tu puntaje de crédito al menos una vez al año y selecciona las crédito tarjetas que coincidan con tu estilo de pago.
5. Trata de reducir tu riesgo de grandes pérdidas
Los expertos en seguros recomiendan gastar una cantidad limitada de dinero en primas de seguros que no puedas sostener. En pocas palabras, selecciona con inteligencia los seguros que te conviene tener contratados.
Los cinco principales riesgos de “pérdidas grandes” para las mujeres como tú son: -la muerte de un cónyuge (especialmente si eres parcial o totalmente dependiente de él) -daños a (o destrucción) de una casa; -reclamos de responsabilidad debido a sentencias judiciales (por un accidente de tráfico, por ejemplo); –gastos médicos catastróficos y -gastos de atención terminal (en caso de una incapacidad grave que te deje a ti o a un familiar cercano (tu cónyuge) en situación de dependencia total).
6. Riesgos de inversión
Cuatro riesgos comunes que todos los inversionistas están experimentando ahora son los llamados riesgos de mercado (cuando los valores caen como resultado de una recesión general del mercado): los riesgos de tasa de interés (la relación inversa entre la tasa de interés de tu tarjeta contra el interés de tu cuenta de ahorros e inversión); el riesgo de inflación (pérdida de poder adquisitivo debido a un aumento en los precios), y el riesgo empresarial (riesgos asociados con tu propia empresa o con el sector de la industria con el que tus ingresos se relacionan y que te hace perder dinero).
7. Gastos de jubilación
Tus gastos en general, aumentarán a medida que pase el tiempo y acumules años: gastos médicos/dentales, primas de seguros de salud, viajes y entretenimiento, y filantropía/regalos.
Los que probablemente disminuirán son tus gastos de transporte, ropa y mantenimiento/servicios del hogar y algunas tarifas de servicios públicos.
Dependiendo de los ingresos/activos del hogar y de tus decisiones de estilo de vida, tus impuestos y costos de vivienda pueden aumentar o disminuir.
8. Fuentes de ingreso en tu jubilación
Tus fuentes de ingresos incluyen todo aquello que hayas previsto. El saldo de tu cuenta AFORE, el plan de pensiones que hayas contratado, el negocio o la fuente de ingresos profesionales que hayas previsto en la transición al retiro, tus rentas en caso de que tengas activos inmobiliarios que puedan reportarte rentas, planes de inversión, herencias, etc.
La Ley del Seguro Social en México te permite varios escenarios de retiro siempre que cuentes con una cuenta AFORE y un mínimo de semanas de cotización. Adicionalmente a esto, cuentas también con el reembolso de tu cuenta INFONAVIT, la cuál, al cierre de tu vida laboral, puedes reclamar por el monto que hayas acumulado.
9. Retiros de activos
Son muchas las circunstancias de tu vida de retiro. Actualmente, en muchos países incluido México y muchos otros países de América Latina y España (por ejemplo), las pensiones de los adultos mayores están sirviendo como fondo de contingencia y red social de apoyo para hijos, nietos y familiares afectados por las muchas crisis económicas que hemos vivido (2008, 2015, COVID-19). Por lo tanto, si eres afortunado de tener entre 60 y 65 años y cuentas con un fondo AFORE y una cuenta INFONAVIT activa y sin cargos, debes asesorarte para establecer el momento adecuado en el cuál hacer efectivo el retiro de tu dinero.
Si eres una mujer entre los 50 y 60 años, tienes aún una ventana importante de actividad para mejorar tu posición frente a las instituciones y obtener, ya sea una pensión digna o el retiro de una cantidad de dinero significativa como para usarla como capital de inversión en una cartera o un emprendimiento.
10. Cabos sueltos
Muchos adultos mayores (pasados los 65 años) quieren sacar el máximo provecho de esta etapa de su vida. Hay tres documentos, los llamados “Tres Grandes” (testamento, poder notarial duradero y testamento en vida/declaración de últimas voluntades) que debes preparar, incluso si no has alcanzado estas edades. Incluso si eres joven, porque la vida es incierta. Pero, sobre todo, prepararlos si tienes hijos u otro tipo de responsabilidades que para ti son valiosas y que sientas que debes proteger. Y una vez hechos estos trámites, asegúrate de revisar sus términos cada cierto tiempo.
Lee y confirma estos acuerdos cada tres años si tienes una situación estable, y hazlo definitivamente en el caso de que circunstancias importantes de tu vida cambien como un divorcio, la muerte de tu cónyuge o de un hijo, el nacimiento de un nieto, etc.
Escribe una carta con tus últimas instrucciones, revisa regularmente las designaciones de beneficiarios y representantes personales, tus donaciones benéficas y asegúrate de que los términos de tus escrituras y contratos no están en conflicto con tu testamento.