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A lo largo de mis años trabajando en el espacio de las finanzas personales, me han pedido la panacea muchas veces, como si hubiera una forma sencilla de manejar todos los problemas financieros. La pregunta generalmente no hace referencia específicamente a cuál la “bala de plata” de las finanzas, pero la intención está ahí. (Para los más jóvenes o quienes no estén familiarizados con el término, “bala de plata” hace alusión a la solución definitiva (y la única) para liquidar a un hombre lobo: una bala de plata).
Esta pregunta se hace (en este caso en el campo de las finanzas) con la esperanza de encontrar una solución total o acciones definitivas en momentos difíciles como este, o en cualquier circunstancia desafiante de nuestras vidas. ¿Estás buscando la salida fácil? No la hay. Lo único que mejorará tu vida financiera es el esfuerzo cotidiano.
Por lo tanto, la bala de plata financiera no es algo de una sola vez, sino un proceso hacia la mejora de todos los aspectos de tu vida y tu dinero.
La perfección es el enemigo
Buscar una panacea única es buscar una solución perfecta: esa inversión, la estrategia fiscal perfecta, el vehículo ideal para lograr una meta.
En un mundo cambiante lleno de riesgos e incertidumbres, la perfección no existe. Hay elecciones adecuadas para cada momento; no hay opciones perfectas.
El perfeccionismo tiene sus raíces en el miedo. Puede ser el miedo de no lograr algo, o no entender la compleja simplicidad de los procesos, pero en todos los casos, nuestra necesidad de perfección nace del miedo. Si cortas la raíz del miedo, el perfeccionismo se marchita y muere.
Entonces, si no podemos tener una inversión perfecta o una solución perfecta, ¿qué hay que hacer?
La respuesta es: mejorar cada día. En lugar de buscar una solución simple para nuestras finanzas, nos toca tratar de hacer lo mejor que podemos, seleccionar lo que esperamos que funcione mejor para nosotros, darle seguimiento y comprobar si ha dado resultado.
La mejora cotidiana, con el tiempo, nos acercará lo más posible a la perfección. La mejora es donde debemos centrarnos.
Mejora el gasto
El gasto excesivo, a menudo acompañado de una deuda creciente, es un problema financiero común. También es un problema para el que la gente tiende a buscar soluciones rápidas. Nos empeñamos en buscar una cura inmediata para un problema que tomó años desarrollar. La solución no suele ser ni fácil ni rápida.
Pero mejorar cada día a la larga ofrece resultados duraderos. La mejora diaria te lleva en la dirección correcta. La mejora continua a lo largo del tiempo puede resolver cualquier problema.
A veces son necesarias medidas drásticas. Si estás gastando mucho más de lo que ganas, entonces se necesitan grandes cambios. Pero ese no es el problema más común. El problema más común es que la gente no sabe adónde va el dinero o cómo se acumula lentamente la deuda; y tampoco saben cómo resolverlo.
La solución es mejorar un poco, pero siempre mejorar. Luego repetir, y mejorar un poco mas; una y otra vez.
Puedes comenzar por encontrar una forma de reducir los gastos. Y cuando tengas eso resuelto, busca otra área de mejora y resuélvela.
Puedes comenzar mejorando tus ingresos, tal vez consiguiendo un mejor trabajo o buscando fuentes alternativas.
El problema de los gastos excesivos es una ecuación de dos términos. Está lo que entra, que es el lado de las ganancias; y lo que sale, que es el lado del gasto. Si están desequilibrados, puedes, o bien reducir los gastos o aumentar las ganancias o una combinación de ambos hasta que estén dónde se necesita.
Puedes mejorar la situación y luego mejorarla un poco más. Y repetir hasta que ya no sea un problema.
El problema de la desorganización
Muchas personas no saben qué hacer para llevar el registro de sus gastos. Lo más común es no hacer nada. Pero esa no es una buena solución.
Una mejora podría ser guardarlos siempre en un mismo lugar. Es un cambio simple, pero también una gran mejora para tus finanzas. Otra mejora podría ser clasificarlos en categorías, tal vez comprar un archivero y separar los impuestos de los gastos del auto. No necesitas una revolución para tener un buen sistema. Es posible que debas mejorar lo que estás haciendo, poco a poco, hasta que tengas una forma eficaz para ti.
No estás encaminado hacia tus metas
Lo normal es que si no haces nada para financiar tus metas, estas nunca se materializarán. Algunas personas piensan que no pueden permitirse ahorrar lo suficiente para la jubilación, y por eso directamente no ahorran. Otras piensan que no pueden permitirse ahorrar lo suficiente para la educación de sus hijos, y entonces no ahorran nada.
En realidad, ahorrar la mitad de lo que necesitas para la jubilación te brindará un retiro mucho mejor que si no ahorraras nada. Idealmente, seguro tienes una idea de cuáles son tus necesidades (o puedes prever lo que necesitarás) y plantearte como meta con un plazo determinado ahorrar la mitad de esa cantidad. A menudo, hay que comenzar con metas accesibles para ti.
Hacer algo, mejorar, es el lugar para comenzar. Si no puedes permitirte el lujo de pensar en la jubilación, ahorra algo sistemáticamente. $500 por quincena. Con eso basta para empezar. Haz lo mismo para tus otras metas. Guarda algo, aunque sea poco y comprométete.
Muchas personas que “no pueden” ahorrar a veces obtienen importantes devoluciones de impuestos. Sin saberlo han ahorrado a través de sus impuestos, pero luego hacen otra cosa con esos ahorros. Con demasiada frecuencia, ese dinero se va sin nada que mostrar, cuando podría haber marcado una diferencia para una meta futura.
Un pequeño cambio es el inicio de esa mejora que estás deseando en tus finanzas. Luego puedes realizar todas las mejoras adicionales que desees hasta que estés dónde quieres estar.
El resultado final
Las finanzas personales no son simples; pueden ser desafiantes en muchos sentidos. Hay muchas cosas que compiten por una cantidad finita de recursos. No siempre es fácil salir adelante en el mundo de hoy.
Pero no hay situación que no se pueda mejorar. Ninguna. Ni lo peor, ni lo mejor; todo es susceptible de mejora.
Por eso, creo que vale la pena repetirlo: no mejoramos tomando una decisión perfecta en nuestro mundo imperfecto. Mejoramos mejorando, una y otra vez. Mejoramos al hacer de la mejora un hábito, y esos hábitos los usamos para desarrollarnos financieramente y construir un mejor futuro financiero.
Si quieres algo que haga que tu futuro financiero sea más brillante, haz una pequeña mejora. Hoy. Esas pequeñas mejoras se convertirán en un hábito. Tu futuro te lo agradecerá.