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Mario Contreras es asesor de mercadotecnia y trabaja en una consultoría. Es un hombre inteligente que con esfuerzo y trabajo se está abriendo paso en el mundo corporativo. Ha formado una familia con Anita, su esposa y juntos tienen una niña, Evelyn, de nueve meses. Mario y Anita fueron amigos desde la preparatoria y desde entonces han pasado juntos por momentos difíciles: el peor de todos, la muerte del padre de Anita, por cáncer de pulmón.
Hasta el día de hoy, Mario ha visto su futuro con optimismo; acaba de cumplir 30 años y fuma.
Comenzó como todos, fumando un cigarrillo con sus amigos a escondidas de sus papás. Tenía unos 14 años la primera vez. Cuando entró a la universidad, a los 18, empezó a fumar regularmente. Al principio eran 3-4 cigarrillos diarios, pero rápidamente se habituó a fumar una cajetilla diaria. Algunas veces un poco más, en época de exámenes o cuando comenzó a trabajar. Se mantuvo así durante mucho tiempo. Hasta que llegó la pandemia.
Aunque pudo mantener su trabajo, Anita perdió el suyo. El encierro, la incertidumbre, las dificultades económicas y el embarazo y nacimiento de Evelyn, lo hicieron escalar muy rápidamente de una a dos cajetillas diarias. Hasta hace poco estaba tranquilo. Su tabaquismo no parecía haberle pasado factura en la salud. Aunque reconoce que le costó más recuperarse del COVID-19 que a sus amigos. Antes hacía ejercicio; ahora lo ha dejado, entre otras cosas porque con frecuencia siente una especie de ahogo si se excede en el esfuerzo.
En México existen aproximadamente 14.9 millones de fumadores, que representan el 17.6% de la población. De estos casi 700,000 son niños y adolescentes entre los 12 y los 17 años de acuerdo con datos del gobierno de México. Por otro lado, 9.8 millones de personas se consideran fumadores pasivos por compartir vivienda o espacios de trabajo o recreativos con fumadores.
Las autoridades sanitarias mexicanas consideran que se puede atribuir a la epidemia de tabaquismo la muerte en promedio de unas 60 mil personas al año. Eso es, 165 personas diariamente.
Los padecimientos que el tabaco desencadena son conocidos: enfermedad isquémica coronaria, enfisema pulmonar, bronquitis crónica o EPOC (enfermedad pulmonar oclusiva crónica).
El cáncer de pulmón merece mención aparte: el tabaco provoca 9 de cada 10 casos de cáncer de pulmón. Las cifras indican que cada año mueren en México 6 mil 733 personas en promedio. La gravedad se incrementa dependiendo de consumo y los años como fumador.
Estas son, a grandes rasgos, las cifras de una epidemia que no solo cercena vidas, sino que es un problema de salud pública de primer nivel.
Pero, dejando de lado estas cifras aterradoras, aterricemos las implicaciones estrictamente económicas del tabaquismo y el impacto en el bolsillo de un fumador:
Pongamos el caso de Mario en sus inicios, cuando consumía una cajetilla de 20 cigarrillos al día. Este consumo puede considerarse promedio; 1 o 2 cigarrillos por hora.
En la actualidad, dependiendo de la marca, una cajetilla de cigarrillos puede costar hasta $75 pesos, lo que nos da un total de $2250.00 pesos mensuales ($75.00 x 30). Extrapolemos ahora la inversión en tabaco a un año: $27,000.00 pesos.
El aumento promedio en el precio de la cajetilla en los últimos años ha sido de entre un 8% y un 10%.
Podemos hacernos una idea de cuánto ha gastado un fumador como Mario desde el inicio de su vida laboral, digamos a los 24 años, hasta el momento actual, los 30. Estos son los números que nos arroja:
-2023: $27,000.00
-2022: $21,600.00
-2021: $17,280.00
-2020: $13,824.00
-2019: $11,059.00
-2018: $ 8847.00
La conclusión es que Mario, nuestro joven fumador, a sus 30 años, fumando una cajetilla diaria ha invertido casi $100,000.00 pesos ($99,610.00) en tabaco en los últimos 6 años.
Ahora, echemos un vistazo a su futuro. En México, la esperanza de vida oscila entre los 75 y los 77 años y es factible pensar que la calidad de vida y los avances en la medicina puedan alargar esta esperanza de vida en los próximos años.
Pero quedémonos con estos datos y con uno más: en México, el tabaquismo reduce en hasta 12 años la esperanza de vida, con lo que la esperanza de vida de un fumador promedio puede bien situarse entre los 63 y los 65 años. Con lo cual, a Mario le quedan, si continúa con el hábito, al menos 35 años más de fumador.
Unos números muy sencillos fácilmente nos indicarán que, si la cajetilla de cigarrillos que fuma diariamente no sufriera ningún aumento de precio, a los 65 años habrá gastado aproximadamente $945,000.00 en tabaco.
Esta cifra, con los incrementos anuales fácilmente puede superar…$1,100,000.00.
¡Más de 1 millón de pesos!
Esta tarde, cuando volvió del trabajo, Mario se encontró con que Anita había hecho su maleta. Se va de viaje durante unos días, para una entrevista de trabajo. Y ha sido tajante: “Hoy que bañé a Evelyn, su ropa y su cabello olían a cigarro. Si consigo ese trabajo, me iré a Monterrey con ella. Si vamos a perderte en unos años por un infarto o, como mi papá, por cáncer de pulmón, preferimos perderte ahora.”
Mario tendrá que tomar una decisión.
Fumar mata.
Si quieres dejar de fumar, busca ayuda:
https://www.gob.mx/issste/articulos/directorio-de-clinicas-para-dejar-de-fumar