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(A partir de una idea original de Barbara O’Neill)

Aquí tienes un plan de 10 pasos que se aplican específicamente a las personas mayores de 60 años:

1. Retiros parciales de tu AFORE

Si pierdes tu empleo la ley te permite disponer de un retiro parcial de tu fondo de ahorro por un máximo de 90 días de tu salario base de cotización; puedes solicitar el retiro a partir de los 46 días posteriores a tu cese laboral. Debes tomar en cuenta, sin embargo, que el retiro no solo impacta tu fondo financiero tal cuál, sino que también implica una reducción en el número de semanas cotizadas, con lo cuál deberás, o bien realizar contribuciones voluntarias que compensen la merma de tus semanas perdidas o bien reinsertarte en el mercado laboral bajo un esquema autónomo o como empleado contratado en una modalidad que te permita continuar cotizando.

Si estás cerca de los sesenta y estás considerando solicitar un retiro parcial, te recomendamos que antes de formalizar la petición consultes con un contador para que sepas exactamente cuánto puedes recibir y cuánto tendrías que cotizar para recuperar tanto el efectivo como tus semanas cotizadas. Haz un plan para que ese retiro parcial no impacte en tu fondo principal de retiro.

2. Un instrumento de inversión seguro

Tu cuenta AFORE participa en distintos mecanismos de inversión de riesgo. Cada banco administra estas inversiones y asegura una bolsa de rendimientos dentro de un rango de riesgos más bien conservador. La ley te protege para que tu dinero no se pierda. Por eso, si acabas de vender una propiedad o recibiste un monto de dinero a través de un seguro o de ganancias en un negocio, puedes considerar diversificar tu inversión. Este no es un momento para correr demasiados riesgos.

Al contrario. Probablemente no verás los rendimientos que algunos instrumentos brindaban en el pasado; pero la volatilidad actual del mercado es suficientemente alarmante como para que tomes decisiones más conservadoras.

Siempre existen instrumentos de inversión que, si bien no te ofrecen ganancias muy atractivas, estamos en un momento económico en donde lo mejor es no perder dinero y, a ser posible, obtener alguna ganancia aunque sea a partir de rendimientos bajos. Consulta con un asesor financiero. Es importante que recuerdes que estamos en un momento de mucha incertidumbre a nivel mundial. Por eso, acude a un asesor que te conozca, que comprenda tu situación vital y te ofrezca una solución integral para mantener tu dinero activo y ganando rendimientos.

3. Revisa tus seguros

Es importante que al menos cada seis meses revises tus coberturas, las cuotas que pagas y los seguros con los que cuentas. Como mínimo, debes tener protegido tu patrimonio y tu salud. Es decir: seguro de vivienda (para todas tus propiedades), seguro de auto, seguro de vida y seguro de gastos médicos mayores. En el caso de tu seguro de vida y el de gastos médicos mayores, asegúrate que la póliza y las coberturas contratadas te protejan tanto a ti como a tu pareja. Esta es la base. A partir de ahí, cada seguro puede fortalecerse con distintas coberturas que te pueden proteger frente a diversas eventualidades. Y como la vida cambia en un suspiro, asegúrate que los beneficiarios de tus seguros estén actualizados. Hay situaciones de vida que pueden plantearte un cambio en este rubro: divorcios, viudez, nuevos matrimonios, nacimiento de un nieto, cambio de dirección en un negocio, etc.

4. Considera incorporar un par de donaciones al año.

Muchas personas adultas mayores comienzan a sentir, al paso de los años, la necesidad de retribuir a su sociedad algo de lo mucho que han recibido. Este, sin duda, es un impulso muy loable y que, además, puede retribuirte en algunas ventajas fiscales (deducibles) que te pueden ayudar a reducir el monto de impuestos que debas pagar; más deducciones en función del número de donaciones y/o la cantidad con la que decidas apoyar una causa.

No lo dejes en manos de terceros: todos, en algún momento de la vida, tenemos una causa a la qué apoyar, un grupo al que nos gustaría beneficiar o un deseo por cumplir. Conviértelo en un asunto personal; involúcrate en la causa que decidas apoyar y hazte presente no solo como donador, sino como un líder y un referente. No solo te brindará una enorme satisfacción personal, sino que te dará la oportunidad de conectar con nuevas personas, ampliar tu círculo de amigos e influencia, hacer contactos importantes si aún no te retiras y el reconocimiento de toda una vida de aprendizajes.

5. Tu seguro de gastos médicos mayores

Mención aparte amerita que hablemos de tu seguro de gastos médicos (y el de tu pareja). Es comprensible si durante tu vida laboral diste por sentado el seguro de gastos médicos que tu empresa te ofrecía o si simplemente no pensaste en ello porque durante la juventud se presume que disfrutamos de nuestro mejor estado físico y de salud. Sin embargo, a partir de los 50 años ya habrás podido percatarte que comienzas a vivir algunos problemas físicos ¡que no tenías 5 o 10 años atrás! Por eso, es muy importante que revises y renueves tus coberturas, y te plantees adquirir nuevas para estar protegido ante eventualidades que antes, por tu juventud, no habías considerado. Algunos ejemplos: check-up semestral, cuidado dental, control de peso, consultas de salud mental, entre otras. Si estás en tus 50’s camino a los 60’s es un buen momento para hacer cambios de la mano de profesionales que puedan añadir calidad de vida a tus días: un nutriólogo, un asesor físico, o cualquier otro especialista que te apoye con un programa de prevención para padecimientos que en unos años pueden ser un dolor de cabeza. Muchos seguros lo cubren, de modo que consulta con tu asesor de seguros y contrata nuevas coberturas que te permitan tener una calidad de vida hoy y dentro de 10 años.

6. Protección contra el fraude

Es un hecho desafortunado de la vida que los adultos mayores sean objeto de estafas. En promedio, suelen tener mas riqueza acumulada que las generaciones más jóvenes y, de modo general, menos conocimiento y experiencia en el uso de la tecnología. Además, a menudo son más accesibles y confiados, y comienzan a presentar una disminución en algunas capacidades que los hacen vulnerables. Tómate los próximos seis meses para configurar protecciones personales contra el fraude; infórmate, edúcate y establece métodos, como la autenticación de dos factores en todas tus cuentas financieras, así como notificaciones de texto y alertas en tu correo electrónico para mantener el control de cualquier movimiento sospechoso en tus cuentas.

7. Ofertas y descuentos

En estos tiempos inflacionarios, todos necesitamos la mayor cantidad de descuentos posibles en bienes y servicios. Y especialmente los adultos mayores pueden estar dejando dinero sobre la mesa al no aprovechar las ofertas y descuentos para los que califican y que desconocen.

Tómate un tiempo y revisa los descuentos a los que tienes derecho como pensionista o como titular de la tarjeta del INAPAM (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores). El gobierno de la República ha preparado un directorio donde podrás encontrar todos los descuentos a los que tienes derecho si eres titular de la tarjeta INAPAM. Adicionalmente, muchos almacenes departamentales, tiendas, farmacias y otros establecimientos ofrecen promociones y descuentos especiales para los adultos mayores. 

Estamos por entrar en un tiempo convulso en materia económica. Ninguna ayuda sobra.

8. Impuestos

De la misma manera en que hay una serie de descuentos asociados a tu tarjeta INAPAM, el gobierno federal y muchos gobiernos estatales tienen una serie de descuentos y prerrogativas para los adultos mayores.

Como norma federal, las pensiones de los adultos mayores están exentas de gravámenes; de igual forma, muchos impuestos locales como el predial están condonados para las propiedades de los adultos mayores. La edad a partir de la cual puedes comenzar a beneficiarte de estas prerrogativas son los sesenta años, a pesar de que la edad mínima para obtener la tarjeta de INAPAM son los sesenta y cinco años. De manera tácita estos beneficios reconocen la dificultad del adulto mayor de sesenta años para integrarse al sistema laboral. Aún así, existen múltiples beneficios fiscales para las empresas que contraten personas entre los sesenta y sesenta y cinco años.

Considera la posibilidad de que, si tu salud te lo permite y has disfrutado de tu actividad profesional, alargues tu retiro lo más posible. Además de que indudablemente obtendrás beneficios económicos y fiscales, mantenerte activo y vigente dentro de tu profesión o la continuidad de tu negocio te reportará el beneficio de una calidad de vida mayor, pues te permitirá continuar con tu actividad cotidiana, relacionarte diariamente con otras personas y mantener viva tu vida social y tu independencia.

9. Simplificar la vida

Simplificar la vida es un concepto muy importante después de los sesenta. Y antes también. La energía y los recursos de tiempo, espacio y energía que requieres para mantener tu estilo de vida puede que en esta etapa ya no te merezcan la pena o que ahora tengas otras prioridades y planes que no encajan con una vida con cargas excesivas. Te propongo un experimento: si cada seis meses organizas una venta de garage para deshacerte de ese “exceso de peso” que trae consigo la acumulación de objetos, te impondrás a ti mismo la obligación de analizar tus prioridades cada seis meses. Es una buena meta intentar hacer más ejercicio; pero quizás disfrutes más una caminata en el parque, donde puedes llevar a tu perro, charlar con tu pareja o con amigos o conocer a gente nueva que si mantienes en tu garage esa bicicleta estática que al final se convirtió en un perchero para dejar la ropa. Y si no tienes garage o te dar pereza dedicar un día a montar una tienda en el porche de tu casa, puedes pedirle a tus hijos, nietos o sobrinos que te ayuden a vender todo eso que te sobra en alguna de las muchas aplicaciones en línea para vender cosas de segunda mano. Te sorprenderá darte cuenta de que lo que para ti es un estorbo, para otra persona es un tesoro. 

10. Estrategias de ahorro

Siempre estamos a tiempo para establecer estrategias de ahorro. Estos no son solo consejos o sugerencias para adultos mayores, sino para cualquier persona con sentido común que quiera protegerse ahora que estamos a las puertas de un momento que será de mucho estrés financiero. 

-Establece alertas de ofertas y promociones en tus almacenas y supermercados de preferencia.

-Organiza a tus amigos y familiares para realizar compras de frutas y verduras de temporada por volumen directamente en cooperativas.

-Revisa la calidad energética de los aparatos domésticos en tu hogar. Desconecta los que no utilices y solo mantén conectados los estrictamente indispensables.

-Revisa con tu proveedor de internet el ancho de banda de tu conexión. Solicita una conexión de al menos 50 megas de velocidad (que deben entrar en tu paquete básico) y realiza tus operaciones y compras en línea.

-Si revisas tus coberturas de seguro y puedes integrar una protección a tu salud buco-dental, no te saltes ningún servicio preventivo como limpiezas, flúor o cualquier otra recomendación de tu odontólogo.

-Si puedes permitírtelo y estás pensando en cambiar de auto, considera comprar un coche híbrido o directamente un auto eléctrico. No solo estarás haciendo una contribución inestimable al problema ambiental; estarás marcado un referente para tu círculo inmediato. En los próximos meses la oferta de autos eléctricos será mucho mayor y la tecnología ha hecho que tener un auto eléctrico no traiga más que ventajas.

-Manténte activo y conectado en tu entorno. Sal a caminar, visita los museos en los días en que es gratuito, cultiva tus macetas y tu jardín, inscríbete en un club de lectura (no es necesario que compres los libros; casi todas las bibliotecas que los organizan prestan un ejemplar a cada participante). Vive, disfruta cada momento de esta nueva etapa. Sé feliz. Lo mereces.