La amenaza de una recesión es real. Sin embargo, no es una amenaza que sea inusual, ni poco frecuente: Estados Unidos, por ejemplo, ha tenido 11 recesiones desde el final de la Segunda Guerra Mundial, un promedio de una cada seis años. Y cada una de esas recesiones han tenido un impacto muy grande en nuestra economía mexicana.

Es un hecho, desde luego, que aunque no sea común, las recesiones pueden crear un entorno desafiante para los inversionistas y los consumidores. Pero hay cosas que puedes hacer para prepararte. Aquí hay siete pasos específicos que te ayudarán a estar listo para una recesión.

 1. Reducir gastos

La recesión trae incertidumbre. Nadie sabe qué tan profunda puede ser o cuánto tiempo puede durar. Para capear la tormenta económica, considera reducir los gastos. Este no es el momento de pagar por cosas que no necesitas o no usas. Revisa tus suscripciones y gastos continuos para ver dónde puede recortar. Una serie de pequeñas reducciones pueden sumarse a un cambio significativo.

2. Generar nuevas fuentes de ingreso

El primer paso para prepararse para una recesión, o cualquier otra dificultad económica anticipada, es generar efectivo. El efectivo brinda flexibilidad para superar tiempos difíciles. El efectivo es el recurso que debes tener para hacerte cargo de los gastos inesperados que puedan surgir o para enfrentar situaciones como la pérdida del empleo.

3. Continúa invirtiendo o, al menos, mantén tus inversiones

Por lo general, es una buena idea continuar con las inversiones sistemáticas, como las contribuciones a los planes de jubilación o el ahorro.

Por lo general, también es una buena idea mantener tus inversiones a largo plazo, incluso si hay un entorno económico de mucha volatilidad.

No hay nada de malo en evaluar si las inversiones específicas que tienes siguen siendo apropiadas pero, en general, intenta no prescindir de ellas.

4. Revisa los seguros

Este punto importante tiende a pasarse por alto durante tiempos económicos difíciles. Una tasa elevada de inflación tiene un impacto en los seguros contratados; por eso es importante que revises los términos de contrato y las coberturas con las que cuentas. Mira con cuidado, sobre todo, las pólizas de tu vivienda y tu auto. Asegúrate de mantener en lo posible todos tus niveles de cobertura para que tu patrimonio se mantenga con una mínima protección.

5. Evalúa tu empleo

Algunos trabajos son más seguros que otros. Considera la seguridad de tu empleo actual, y si podrías o no mejorar cambiando de trabajo. La inflación le ha dado un gran mordisco al poder adquisitivo de los consumidores.

Por eso, considera negociar un aumento si decides permanecer en tu trabajo actual.

Actualiza tu currículum y echa un vistazo a las oportunidades de trabajo que hay en el mercado para asegurarte que tu remuneración se mantiene competitiva y en línea con el incremento de los precios. El mercado laboral a menudo se contrae considerablemente durante una recesión.

6. Evalúa tus planes de futuro

Si tienes en mente hacer alguna compra significativa, evalúa la conveniencia de esperar. Los consumidores cuyos empleos pueden considerarse seguros quizás puedan darse el lujo de mantener su plan de compras; no es el caso de aquellos empleados que tienen una menor seguridad laboral. En estos casos lo mejor es retrasar o reconsiderar compras importantes como la de un auto o incluso una computadora nueva. En tiempos de recesión es importante mantener la posición de efectivo con la que cuentas.

7. Actualiza tus planes a largo plazo

Las recesiones siempre van a ocurrir. Como consumidores e inversores, las recesiones están fuera de nuestro control. Seguimos siendo responsables de hacer que nuestro propio futuro sea lo mejor posible. Pero para hacer eso, necesitamos tomar buenas decisiones financieras apoyándonos en un plan financiero viable. Los cambios económicos y los cambios de vida hacen necesario actualizar ese plan periódicamente.

Mi conclusión

El futuro está fuera de nuestro control. Experimentaremos buenos tiempos económicos y experimentaremos tiempos económicos difíciles. Podemos ayudarnos a nosotros mismos haciendo planes y tomando medidas para asegurarnos de que estamos haciendo lo mejor que razonablemente podemos esperar hacer en las circunstancias actuales.

Cuando parece que nos estamos dirigiendo a un período de dificultad económica o incertidumbre, podemos tomar medidas específicas para ayudarnos a estar mejor posicionados para enfrentar lo que se nos presente. A los que se preparan probablemente les irá mejor que a los que no. No podemos prevenir una recesión, pero podemos estar preparados para una.