Recientemente asistí a una clase en línea sobre el poder de los hábitos patrocinada por Next Gen Personal Finance. En esa clase, escuché esta frase: “Ser excelente en las cosas que haces bien es un hábito”. También aprendí que el costo de los malos hábitos (p. ej., fumar, gastar en exceso) no es inmediato, sino que lo verás como un deterioro imperceptible pero imparable.

Además, aprendí que vivimos en una sociedad muy “enfocada en los resultados”. Y si las personas quieren resultados positivos, generalmente tendrán que cambiar sus hábitos.

Casi la mitad de nuestras actividades diarias son resultado de un hábito y se realizan automáticamente sin pensarlo mucho.

También escuché una analogía interesante entre los hábitos y el interés compuesto. Lo que tienen en común es que no se percibe que se esté progresando mucho en el día a día pero, con el tiempo, se nota una diferencia.

Sentando las bases positivas

He aquí un ejemplo: alguien que ahorra $20.00 por día ($7300.00 por año), en 40 años tendrá  $309,000.00 suponiendo un rendimiento del 6% anual. Al aumentar la cantidad de ahorro diario hasta $100.00 al día, la suma total en 40 años es de casi $1,600,000.00.

Si haces  una búsqueda en Amazon acerca de los libros sobre hábitos , podrás encontrar una selección de títulos que, al examinarlos, resumen sus hallazgos en tres componentes: 

  • En un hábito hay señales: desencadenantes para que se inicie el hábito.
  • Rutinas: el comportamiento habitual en sí.
  • Recompensas: lo que las personas reciben como motivación para realizar el comportamiento habitual.

Para sentar las bases para un hábito positivo, completa la siguiente oración:

“Cuando [describa la señal del hábito], [describa la rutina]

porque me proporciona [describa la recompensa]”. 

Ahora me gustaría compartir una historia personal y algunas lecciones de aprendizaje de un hábito recientemente establecido.

Lecciones positivas aprendidas y hábitos adquiridos

Durante aproximadamente una década, he tenido dos problemas médicos que los especialistas estaban documentando: niveles de colesterol superiores a 200 mg/dL y números de función renal limítrofes. Sin embargo, no se hizo nada al respecto, ni me recomendaron nada en particular, aparte de “observar” mis pruebas.

Mis dos médicos anteriores apenas levantaban la vista de sus computadoras portátiles y siempre parecían estar apurados. ¡Mi último médico incluso me hizo varias preguntas financieras porque sabía que yo me dedicaba a la planificación financiera de manera profesional!

Luego encontré un nuevo médico de atención primaria. En lugar de una breve visita de “entrada y salida”, mi nuevo médico dedicó un tiempo para conocerme. Me miró a mí con mucha más frecuencia que a su computadora portátil y también fue muy específico y directo sobre lo que tenía que hacer para abordar mis dos problemas: ¡Beber más agua! ¿Por qué?

A medida que envejecemos, corremos un mayor riesgo de deshidratarnos porque la sensación de sed disminuye con la edad

Cuando le pregunté cuánta agua, su respuesta fue un poco menos de 2 litros por día. Honestamente, no estaba ni cerca de esa cifra. Luego hablamos de una manera práctica de cómo hacer esto. En otras palabras, cómo arraigar el beber más agua como un hábito diario.

La solución: beber tres botellas de agua de 600 ml por día. Ver el agua que queda en una botella transparente en diferentes momentos del día es un gran recordatorio visual para aumentar mi consumo. Es una señal, como lo es la aplicación móvil que utilizo para medir los pasos que camino cada día. 

Cómo cambiar tus hábitos financieros

A continuación te presento tres claves para tener hábitos financieros personales positivos:

  • Tu desafío de ahorro: plantéate desafíos como cuánto dinero debes ahorrar por día o por semana para cumplir una meta determinada. Elabora un formulario en papel para verificar los depósitos o descárgate una aplicación que te recuerde ahorrar y que haga un seguimiento de tus ahorros. Todas estas son señales para arraigar un hábito de ahorro regular.
  • 3 aplicaciones para controlar tus finanzas: aplicaciones móviles como Finerio, FinTonic o Registro Contable te ayudarán de una manera simple a realizar prácticamente cualquier operación financiera, control o seguimiento que quieras realizar con tu dinero. Ahorro, límites en tu tarjeta de crédito, fechas de pago, seguimiento de metas, control de impuestos, etc. Pon la tecnología a tu servicio y convierte su uso en un hábito financiero positivo donde el trabajo no lo haces tú, sino tu teléfono celular o tu computadora.
  • Automatización: Los hábitos son más fáciles de practicar cuando los comportamientos están automatizados. Algunos ejemplos son la domiciliación de tus pagos de servicios en tu cuenta bancaria, las transferencias electrónicas o el uso de aplicaciones para realizar y programar tus gastos y compras.