Siempre he sido una niña de mamá. Estaba detrás de mi madre, “siempre bajo sus faldas” como dicen por ahí. Por eso, cuando mi padre abandonó inesperadamente a mi madre, a mi hermano y a mí, no solo llevé mi dolor como una hija sin padre, sino que también asumí el dolor de mi madre como una mujer despreciada.

Me convencí de que una de las mejores maneras de mostrarle a mi madre que no sería como mi padre (alguien que la lastimaría, la dejaría y la olvidaría) era ser minuciosamente perfecta. Me obligué a madurar y a eliminar todos mis deseos infantiles. Cualquier deseo, de hecho.

Lidiar con la ansiedad por el dinero de mi infancia

A pesar de que convertí en un deber el que mi madre se sintiera segura, el recuerdo más vívido que tengo del dinero en mi infancia estaba ligada al sufrimiento de mi madre; sufrimiento que yo no quería causarle y sin embargo le causé. Un día, mamá me llevó a comprar zapatos después de la escuela. Nuestra misión era comprar ropa y zapatos para el colegio.

Conocía el ejercicio: ni mirar los tenis deportivos de los escaparates, ya que esos solo eran para gente rica. Me fui directo al botador donde estaban los zapatos de saldo.

Honestamente, buscar los tratos de ganga no me avergonzaba. De hecho, me empoderaba. Cuando tenía 8 años, mi madre me coronó como su “pequeña ahorradora” con base en mi obstinación para encontrar siempre lo más barato.

Pero mi superpoder para ahorrar no era lo suficientemente grande como para evitar que mi madre se sintiera terriblemente mal ese día, cuando seleccioné un simple par de zapatillas blancas de la peor calidad, atadas una otra con las agujetas.

La compra y mi elección de zapato, hizo que mi madre hiciera un guiño, se remojara los labios y contara los billetes antes de entregárselos al cajero.

El mensaje era muy claro: gastar dinero en mí le estaba causando dolor a mi madre.

A medida que ese mensaje me inundaba, también lo hacía la ansiedad por el dinero. Cuando era adolescente, nunca me permití comprar nada de marca. En cambio, siempre iba a las tiendas de segunda mano a buscar tesoros porque no quería poner ningún estrés financiero innecesario en mi madre. Tampoco salía con mis amigos por no gastar innecesariamente.

Cuando comencé a ganar mi propio dinero, continué con este patrón. A menudo dejaba que mi apariencia recibiera un golpe, con tal de ahorrar dinero. Desde arreglarme el cabello hasta comprar artículos de tocador, siempre busqué las opciones más baratas. Y cuando pude, traté de encontrar una manera de evitar la compra de estos servicios y productos.

Se necesitarían años de sesiones de terapia y cursos de desarrollo personal para superar el profundo sentimiento de vergüenza y fracaso que me llevó a privarme de sutilezas básicas, y a preguntarme por qué otros no hacían lo mismo.

Cómo lidiar y superar la ansiedad por el dinero

Ya sea que tu estrés financiero provenga de un trauma económico de la infancia o reciente, la curación del dolor es esencialmente la misma. Aquí hay cinco pasos clave para ayudarte no solo a procesar y a lidiar con la ansiedad por el dinero, sino también a superarla.

1. Decídete a dejar atrás el pasado

Una vez que me di cuenta de que quería transformar mi relación con el dinero, decidí cambiar mi perspectiva respecto a lo que mi madre me enseñó y centrarme en lo que quería para mi vida financiera como adulta.

Esto significaba poner fin al juego de la culpa y ya no clamar por la posición de “mejor víctima” cuando se trataba mostrar la angustia y la pérdida de mi infancia. En otras palabras, determiné que mi pasado financiero no tenía que determinar, y no lo haría, mi futuro.

Hay una gran cantidad de recursos para entrar en esta mentalidad. Libros como Las trampas del dinero de Dan Ariely y  Descubriendo la prosperidad de Andrea Bruno Te ayudarán a dejar atrás tu antigua mentalidad y entrar en un estado de ánimo positivo que te permita conectarte con tu valor personal, que es la fuente de toda la riqueza que existe.

2. Elige la compasión por encima de la crítica

Ir por la vida culpándote a ti mismo por los errores económicos que hayas cometido no te hará ningún bien cuando comiences el proceso de curación. En su lugar, hazte preguntas como: “¿Qué es lo más compasivo, financieramente hablando, que puedo hacer por mí mismo en este momento?”

Esto puede ayudarte a avanzar hacia una relación más auto-afirmativa con respecto al dinero. También puede llevarte a tomar medidas que se alineen con tu nueva identidad financiera.

Ser financieramente compasivo puede significar hacer clic fuera de un navegador, abandonar un carrito del súper o salir de una tienda. Otras veces, puede significar comprar algo que realmente deseas y que decidas pagar sin comparar precios o pedir un descuento, simplemente porque te lo mereces.

3. Abraza el desorden

Cuando decides abordar tus sentimientos sobre el dinero, te abres a una serie de emociones conflictivas. La clave para lidiar y superar la ansiedad por tus finanzas es la aceptación. Acepta que tus sentimientos pueden oscilar de una decisión financiera a otra, o de un recuerdo sobre el dinero a otro.

En lugar de juzgar tus sentimientos, tu trabajo es observarlos, anotarlos y nombrarlos.

Una vez que seas capaz de colocar cierta distancia entre tus sentimientos y tú, surgirá un siguiente paso natural.

Por ejemplo, digamos que después de una semana estresante en el trabajo, sientes la necesidad de buscar unos zapatos en línea. Te das cuenta de que solo estás tratando de calmar una ansiedad que tiene otro origen, con compras.

Una vez que hagas esta observación, puedes decidir sentarte con tu ansiedad y dejar que las emociones pasen a través de ti y crear una alternativa que no implique gastar para lidiar con tu ansiedad, o ambas cosas.

4. Explora tu identidad financiera

Cada identidad financiera tiene sus fortalezas, y tu trabajo es descubrir cómo tu identidad monetaria te ha beneficiado o no. Por ejemplo, aquellos que manejan la ansiedad por el dinero a través de las compras y el gasto excesivo pueden empezar por admitir lo mucho que disfrutaron de los placeres que les ha brindado la buena mesa o la posibilidad de viajar.

Por otro lado, aquellos que manejan el problema a través del acaparamiento de dinero pueden ver que este comportamiento les ha proporcionado un colchón financiero y una sensación de paz.

Cuando tengas una perspectiva más precisa sobre tu identidad monetaria, puedes decidir mantener las partes que te funcionan y eliminar las partes que no lo hacen.

5. Busca ayuda para lidiar con tu ansiedad por el dinero

Cuando se pronuncia la palabra “ayuda”, lo primero que viene a la mente es “terapia”.  La terapia puede ser útil cuando se trata de tratar la ansiedad por el dinero, pero la mayoría de las veces esa ansiedad es reflejo de un problema con una raíz mucho más profunda. A través de los innumerables recursos que existen (libros, videos, páginas web, cursos gratuitos y de pago en línea, etc.) puedes ayudarte a definir con mayor claridad el origen de tu ansiedad y el tipo de apoyo que necesitas. ¡Te lo mereces!