Uno de mis valores fundamentales es “Esforzarnos para ganar-ganar”. Ganar-ganar se aplica a todos los escenarios de negocios en los que tú, yo, todos nos encontramos. Usar este valor central como mi brújula me ayuda a tomar decisiones comerciales buenas para mí, mis empleados, mi empresa y todas las personas con las que hago negocios, asegurándome de que no haya perdedores. Estos son algunos ejemplos, en vivo y a todo color: 

  • Cuando contrato a un empleado o contratista , quiero asegurarme de que no solo recibo servicios o contenidos sobresalientes y oportunos, sino también que el valor que recibo se corresponde con el valor monetario o laboral que esa persona recibe como contraprestación. Llamémoslo no solo dinero, sino crecimiento personal, la oportunidad de adquirir nuevas habilidades, actualizar su currículum o hacer crecer su lista de clientes; en cada rubro, yo procuro pagarles el precio justo. 
  • Cuando vendo algo a un cliente y me pagan, quiero que el comprador obtenga el mayor beneficio posible del trabajo que entrego porque sé que obtengo valor de la experiencia, el nuevo cliente y el dinero que me pagan. 
  • Cuando trabajo y vivo en comunidad con vecinos que son carteros, barrenderos, dueños de restaurantes, paseadores de perros, tintoreros, maestros, trabajadores de supermercados, farmacéuticos, líderes religiosos, profesionales de ventas y marketing, recolectores de basura, floristas, proveedores, analistas financieros, cuidadores de niños, conductores de autobuses, bomberos y miles de personas más: quiero contribuir y animar a mis compañeros miembros de la comunidad, para que todos disfrutemos de la vida y nuestra experiencia humana. 

Los hábitos que revelan los valores fundamentales de tu empresa

Si nunca antes has pensado en los valores de tu organización y quieres averiguarlos, o quieres confirmar lo que siempre has pensado, mira los hábitos del equipo de liderazgo de tu empresa; ellos son quienes realmente encarnan lo que es importante dentro de tu negocio.

No es suficiente declarar tus valores; debes abrazarlos completamente a través de las acciones propias y que asegurarte que lleguen a cada rincón de la compañía y cada actividad se realice con ellos en mente. 

Por ejemplo, supongamos que uno de tus valores fundamentales es “La paciencia permite la excelencia”. A partir de eso, establecerás políticas internas que reflejen esto y alienten a tus empleados a tomarse el tiempo que necesiten para desarrollar esas soluciones sorprendentes que tus clientes necesitan.

Y puede pasar que algunos de tus clientes sean impacientes y agresivos, y pretendan presionar a tu plantilla para apresurar los procesos y las soluciones. Si permites que esto suceda y eso degenere en errores de cálculo y estrés para tu equipo, no serás el líder que encarna los valores de la empresa y toda la organización se verá afectada por eso. 

Un ejemplo es la empresa Salesforce. El sitio web de salesforce.com muestra los valores fundamentales de su empresa: confianza, éxito del cliente, innovación e información para todos los usuarios.

La empresa declara sus valores directamente en su sitio web. Y si navegas por su sitio, encontrarás muchas formas en que la empresa demuestra como vive esos valores, como por ejemplo, tener un director de igualdad. Salesforce ha invertido en posiciones y políticas de valor crítico que responsabilizan a la empresa de formar los hábitos necesarios para vivir estos valores cotidianamente dentro de la compañía.

Aunque tu empresa sea pequeña puedes hacer tu parte para vivir tus valores todos los días

¿Cuáles son estos valores? Escríbelos. Consulta esta lista de 115 valores fundamentales e identifica cuáles representan la forma habitual de comportamiento de su empresa. ¿El esfuerzo que estás poniendo ahora para vivir estos valores coincide con tu convicción?

Mi empresa es nueva. ¿Qué importancia tiene mi visión?

Sí, a la gente le importa y a ti también debería. Tener una visión clara marca tu camino para manifestar lo que es posible, aunque parezca imposible.

La mayoría de los emprendedores comienzan tan concentrados en encontrar una solución que resuene con el problema de su mercado objetivo que no tienen tiempo para contemplar su misión, visión o valores y cómo los comunican al mundo. La ausencia de estos, puede llevarlos a perder el tiempo preguntándose cómo tomar la decisión correcta en situaciones diarias. Tener una visión es tener un propósito y un rumbo (y saber a quién nos dirigimos), nos permite tomar decisiones acertadas o, al menos, aprender más fácilmente de nuestros errores.

Tu visión refleja tus creencias y pensamientos. 

Para muchos de nosotros, la tarea de emprender un negocio comenzó a partir de la visión del mundo y las creencias que heredamos de nuestra familia y de nuestra época. Pero a medida que maduramos y tenemos nuestras propias experiencias, la propia vida nos conduce a cuestionar ese bagaje y plantear nuevas soluciones a los dilemas de siempre. No tengas ninguna duda: tus creencias y pensamientos impregnan todo el trabajo que haces. 

¿Me comprarán por mis valores?

No necesariamente. Pero si no tienes valores fuertes ahuyentarás rápidamente a los clientes que se acerquen a ti. Nunca tendrás clientes.

Tu oferta debe ser irresistible por sí sola. Dicho esto, si tu producto o servicio es exactamente lo que tu cliente potencial necesita y además tienes valores similares, comprarte les hará sentir felices

Los valores sólidos pueden convertir a tus clientes en fanáticos: entonces sabrás que has comunicado con éxito tus valores y tu identidad de marca. 

El último paso es que ese grupo de clientes hable de ti siempre que puedan y generes una dinámica virtuosa de boca a boca que multiplique por mil tus esfuerzos. Y todo irá viento en popa.