Resumen de 6 segundos: Desarrollar buenos hábitos financieros lleva tiempo, pero es posible con la cantidad adecuada de trabajo duro.

En este momento el cambio puede resultarte abrumador. Cualquier cambio, ya sea para estar en mejor forma, física o económicamente, siempre parece difícil al principio.

A veces simplemente se trata de tener perspectiva y concentrarse en los primeros pasos; recuerda que no estamos tratando de llegar a la meta antes de comenzar. La cuestión es que a veces es imposible evitarlo: vemos que necesitamos cambiar , imaginamos todos los obstáculos en el camino y nos llenamos de dudas de si podremos enfrentarlos.  Puede parecer mucho. Y muchas veces, ante lo grande de la tarea, no cambiamos. Nos imaginamos que necesitamos tiempo para prepararnos.

Pero prepararse para el cambio no es útil ni necesario. A menudo, es solo una dilación disfrazada de necesidad. Es importante que recuerdes que adquirir conocimientos financieros es un proceso, una serie de pequeños pasos que se dan uno tras otro. Y los pequeños pasos son manejables.

Tener conocimientos financieros significa que tenemos el control de nuestro futuro financiero; que tomamos decisiones financieras informadas y conscientes. No significa que sean las ideales; ni siquiera suficientemente buenas. A veces, podemos optar por hacer cosas que no son óptimas desde el punto de vista financiero y hacerlo a propósito. La diferencia es que lo haremos a sabiendas. Por eso, adquirir los conocimientos para hacer eso rara vez es sencillo.

Comprometerse a adquirir conocimientos financieros

En lo personal creo que la idea de compromiso está subestimada.

Los mejores resultados rara vez los obtenemos manteniéndonos aferrados al primer compromiso que hicimos...

Desde la perspectiva de la educación financiera, el compromiso puede significar simplemente que ya no vamos a aceptar ser esclavos de las deudas o esclavos de las dificultades económicas. Nos comprometemos a estar a cargo, nos comprometemos a convertirnos en dueños de nuestro destino financiero.

Comprometerse significa que avanzamos durante esos breves momentos en los que nos preguntamos si vale la pena. Seguimos adelante incluso cuando parece difícil. No cuestionamos la decisión; nos ceñimos al plan.

Aceptar la responsabilidad

Nadie puede hacer que nuestra vida financiera sea ideal, excepto nosotros. No depende de nadie más. Nadie tiene el poder de hacer que tu vida financiera sea ni grandiosa ni horrible; depende de cada uno de nosotros individualmente determinar nuestro destino financiero.

Todos tenemos limitaciones; tenemos diferentes habilidades y talentos. Tenemos muchas diferencias y un punto en común importante. Cada uno de nosotros puede decidir hacer lo mejor con las cartas y las condiciones que nos han tocado. Podemos optar por seguir nuestro compromiso y convertirnos en la mejor versión de nuestro yo financiero que podamos ser. Nadie más puede hacer eso por nosotros; la educación financiera es nuestra responsabilidad, de nadie más.

Deja de retroceder

Solo podemos movernos en una dirección a la vez. No podemos avanzar y retroceder al mismo tiempo. Puede que estemos haciendo cosas que nos retrasan y haciendo cosas que nos impulsan hacia adelante al mismo tiempo. Lo único importante es continuar progresando.

Los comportamientos financieros negativos impiden un crecimiento financiero significativo. Por eso importante entender que hay cosas que, definitivamente, no no podemos seguir haciendo . No podemos seguir gastando más de lo que ganamos.

No podemos seguir acumulando deudas de tarjetas de crédito; no podemos seguir viviendo más allá de nuestras posibilidades. 

No podemos retroceder si lo que queremos es avanzar. Tenemos que parar. El proceso es sencillo. Quizás un poco doloroso. Pero el crecimiento es así: sin dolor no hay ganancia.

Un presupuesto es un buen lugar para empezar. Es el primer trabajo: controlar lo que entra y lo que sale. Si sale más de lo que entra, hay que cambiar esa tendencia. A corto plazo probablemente signifique menos salidas a comer fuera, menos caprichos. A largo plazo, es posible que debamos asegurarnos de que estamos ganando el dinero que necesitamos para llegar a donde queremos. De cualquier forma, la solución más sencilla y fácil de poner en marcha es esa: reducir los gastos.

Seguimiento

Para reparar lo que sabemos que no funciona es clave hacer un seguimiento de las cosas.

No tiene por qué ser complejo. El análisis excesivo conduce a la parálisis. No necesitamos pensar demasiado las cosas; simplemente necesitamos saber dónde estamos y qué estamos haciendo. Eso significa que necesitamos saber dos cosas:

Necesitamos saber dónde estamos: nuestro patrimonio neto. Esto es el total de todo lo que poseemos menos todo lo que debemos. Es lo que tendríamos si vendiéramos todo y pagáramos todas nuestras deudas.

Podemos hacer esto de manera muy simple.

Podemos dividir un documento en dos columnas y enumerar las cosas que poseemos en un lado y las cosas que debemos en el otro. Lo mejor es hacer este cálculo a valor de mercado; es decir, el precio en el que podríamos vender lo que tenemos de manera realista.

El cálculo de nuestros adeudos  debe provenir de los estados de cuenta, ya sean los que recibimos por correo o los saldos que podemos consultar en línea. Consultando estas fuentes, es relativamente sencillo hacer este cálculo.

Una vez que tengamos consolidadas ambas cifras, hacemos una resta y listo: ese será nuestro patrimonio neto. Al principio, deberíamos realizar un seguimiento mensual de ambos conceptos; más adelante podemos espaciarlo en el tiempo.

También necesitamos saber cómo estamos gastando el dinero que entra. Necesitamos un presupuesto de trabajo.

Un presupuesto es simplemente un plan de gastos. Hacemos una estimación sobre cuánto dinero aportaremos y cómo lo gastaremos. Si no sabemos adónde va nuestro dinero, probablemente no vaya a donde queremos. ¡Hay qué decirle qué hacer!

Si gastamos más de lo que ganamos, deberíamos hacer un seguimiento de cada centavo, ya que no tenemos nada que desperdiciar.

A medida que veamos progresos podremos ser más laxos, pero tenemos que ser muy claros sobre nuestros ahorros y sobre cómo reduciremos las deudas. Esas son nuestras prioridades.

Y aquí es donde entra ese compromiso. Si no está llegando a donde quieres ir, es importante tomarte el tiempo de averiguar cómo estás usando el dinero. De lo contrario, no podrás resolver el problema. Recuerda: cada ganancia proviene de algún sacrificio. Pero créeme que vale la pena. Y cuando veas los resultados, poco a poco los sacrificios se reducirán y podrás relajar un poco los controles.

Trabajar en el presente

Los cambios se hacen en el presente. Si estamos conscientes de lo que podamos hacer el día de hoy, ese cambio impactará positivamente al mañana y podremos reparar cualquier daño residual de lo que no hayamos hecho bien. Así se sientan las bases de un buen futuro.

Nuestra situación actual, sea cual sea, es consecuencia de lo que hicimos en cada momento del presente. Hoy es el día para cambiar el presente. Haz que cuente.

Dar pasos positivos

Es importante decirlo de nuevo: da pasos positivos, no pasos perfectos. La perfección es un concepto; lo positivo es una realidad. Plantéate hacer lo mejor que puedas y apunta a la perfección pues lo perfecto es lo que nos inspira a cambiar la vida de todos los días.

La persona que pone más dinero en su Afore o en su plan de pensiones disfrutará más de él llegado el momento. No es necesario que conozcas y comprendas todas las opciones. Puedes ir trabajando en eso, pero siempre tendrás más empezando que esperando; no hay otro resultado posible. Si avanzas, ganas.

De vez en cuando, detente a revisar tus planes. Las condiciones cambian y siempre puedes ajustar el plan. Si en tu planificación ves que hay una oportunidad que te haga ganar más dinero, arriésgate y tómala. No puedes ganar desde la banca. Tienes que estar en el juego.

Lo esencial para aprender a ser financieramente instruido

Muchas personas económicamente exitosas atribuyen su éxito financiero a lo que aprendieron haciendo: adquirieron conocimientos financieros como resultado de tomar decisiones.

No puedes convertirte en un gran cocinero simplemente leyendo libros de cocina; tienes que entrar a la cocina.

No se trata solamente de adquirir conocimientos financieros; tienes que actuar. El pensamiento sin acción no logra nada. La acción sin pensamiento es peligrosa. Hay un equilibrio natural en las cosas; nos informamos y tomamos decisiones. Actuamos y aprendemos. Y procesamos. Analizamos lo que funcionó bien y seguimos así. Observamos lo que no funcionó bien y tratamos de mejorarlo.

Tú también puedes mejorar tu situación financiera. Hoy es el día.