No es ningún secreto que México tiene un problema con la deuda de las tarjetas de crédito. La deuda renovable del consumidor, la mayor parte de la cual es para tarjetas de crédito, ahora suma cerca de $ 300 mil millones de pesos según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Se espera que ese número siga aumentando.
Los pobres tampoco están excluidos de esta multitud. Personalmente he experimentado los peligros de las tarjetas de crédito – cómo pueden ofrecer la ilusión de libertad financiera, solo para convertirse en un agujero del que parece imposible salir una vez que cambian las circunstancias.
Los peligros de las tarjetas de crédito: aprender por las malas
Lo estaba haciendo bien: manteniendo mis saldos por debajo del 30 por ciento, negociando a la baja las tasas de interés y cambiando de producto según mis necesidades y de pronto entré en la escalera hacia tarjetas que ofrecÃan lÃmites más altos y mejores programas de recompensas. Todo parecÃa ir muy bien, y mi puntaje crediticio reflejaba el trabajo que estaba realizando. Pero luego, mi trabajo temporal de verano llegó a su fin. Después de varias entrevistas y sin devoluciones de llamada, me quedé desempleado.
No estaba tan bien económicamente como pensaba, porque aunque mi puntaje crediticio era bueno, no tenÃa ahorros.
Tan pronto como perdà mi trabajo, los gastos empezaron a acumularse. Los estados de cuenta empezaron a fluir y no tenÃa forma de pagarlos.
Enviado a cobranza
Traté de mantenerme al dÃa con el poco dinero que tenÃa en mi cuenta corriente y vendà algunos de mis activos para ayudar a hacer los pagos. Desafortunadamente, no fue suficiente. Finalmente, cancelaron mis cuentas por falta de pago y todas las empresas con las que tenÃa un saldo me enviaron a cobranza.
Me sentà derrotado. Talon Lister, el hombre que habÃa asesorado a todos sus amigos y familiares sobre cómo construir y fortalecer sus perfiles de crédito, acababa de destruir su propio perfil en cuestión de meses.
SabÃa cómo mantener un buen crédito, pero no tenÃa los ingresos para hacerlo correctamente.
Fue entonces cuando las cosas se pusieron aterradoras. Las llamadas empezaron a llegar. No estamos hablando de una o dos llamadas por semana, estamos hablando de 15 a 20 llamadas por dÃa. Los acreedores me querÃan y me querÃan desesperadamente.
No respondà porque sabÃa que simplemente no tenÃa nada que darles. El poco dinero que pude ganar haciendo trabajos independientes (y de mi negocio, que terminó fracasando) iba hacia las facturas. En ese momento vivÃa con mi madre y sin mà allÃ, las cosas comenzaban a ser alarmantes. Mi vuelta a casa después de dejar la escuela no necesariamente fue fácil financieramente para ella.
Lección aprendida
Supongo que la moraleja de esta historia es que antes de comenzar a construir tu crédito, debes construir tus ahorros. Por lo menos, haz ambas cosas simultáneamente. Si pierdes tu trabajo, las cosas pueden ponerse muy complicadas muy rápidamente, incluso si has hecho todo correctamente.
Cuando no se controla, la deuda puede arruinar tu puntaje crediticio y las agencias de cobranza pueden llevarte a los tribunales, a perder tu casa o auto (si es que para eso usaste el crédito).