¿Quién mantiene económicamente a México? Las familias.
Hablemos de números. El INEGI -en un estudio publicado hace diez años -calculó que en el país habían alrededor de 5.1 millones de negocios que daban empleo a la mitad de la población económicamente activa de México. Las llamadas Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) que actúan bajo un esquema familiar suman el 99% del total. Los grandes conglomerados en México, si bien aportan empleos y una parte considerable del PIB, son una minoría. La mitad del PIB en nuestro país, y el 67% de los empleos se produce en empresas familiares.
Si las empresas familiares son tan importantes en nuestro país, ¿porqué el 70% de los nuevos negocios no llegan al tercer año de vida? Mucho menos logran pasar de una generación a otra. La gran mayoría nace de la misma manera: hay una idea, se abre un área de oportunidad, o se cuenta con un plan de negocios y entonces, surge la empresa. Alimentada con la visión de su fundador, quien busca generar riqueza, crear empleo y asegurar un patrimonio. Así nacen restaurantes, talleres automotrices, agencias de consultoría, cines, empresas constructoras; así nace Cemex, Bimbo, Femsa, entre muchas otras. Sin embargo, el camino está lleno de obstáculos, desde factores externos -como una pandemia mundial – hasta factores internos -como problemas en la sucesión familiar.
Las empresas familiares ya no están a la merced de las variables económicas, como ocurría en el pasado. Hay un sinnúmero de herramientas a su disposición, por ejemplo:
- Programas públicos de financiamiento a Pymes -tales como Bancomext.
- Ayudas y créditos gubernamentales -tales como los derivados de la crisis sanitaria, que incluyen paquetes de apoyo a micronegocios.
- Agencias y consultorías expertas en dar apoyo a Mipymes familiares, entre muchos otros.
Si eres parte de una empresa familiar, o bien, tienes la inquietud de iniciar alguna, te interesará saber cuáles son los retos más grandes que enfrenta una empresa familiar en nuestro país:
-Dependencia del fundador. Nadie conoce una compañía mejor que su fundador. El emprendedor original conoce al derecho y al revés la operación, a los clientes, el mercado, las fortalezas y debilidades de su empresa. Pero aquí hay dos problemas: el primero es reconocer que el fundador no estará ahí para siempre. Una empresa que depende 100% de una sola persona para operar tiene fecha de caducidad. Situaciones tan sencillas como firmas autorizadas para hacer transacciones bancarias, o manejo de poderes constitutivos para realizar trámites, son actividades que no pueden recaer solamente en una persona. Por otro lado, el mundo cambia constantemente, el mercado, como el fundador lo conoció, no existe como tal. Nuevas tecnologías y maneras de hacer negocio emergen constantemente y se requiere de sangre y talento nuevos en una empresa para hacerla triunfar.
– No existe claridad en las funciones. Es muy sencillo caer en la ambigüedad cuando se trabaja en una empresa familiar. Como se dice coloquialmente “portar dos gorras al mismo tiempo.” La informalidad es un enemigo acérrimo de las empresas. Asignar tareas específicas, horarios, y responsabilidades -y hacerlo por escrito -es esencial. Inclusive, no es raro que miembros de la empresa familiar no tengan un sueldo definido, puesto que no se ven como “empleados”, lo cual perjudica, puesto que los estados financieros no reflejan la realidad. Errores tan básicos como tomar producto sin pagarlo, tomar dinero de la caja chica, o revolver dinero del negocio con el capital de la familia es el común denominador de las Mipymes del país. La primera tarea es separar todo lo que tenga que ver con la empresa -desde cuentas bancarias, efectivo, documentos, archivos, etc. -y ponerlo aparte.
-Hacer distinciones con miembros de la familia, y no tener claro un plan de sucesión. Cuando el emprendedor visualiza su negocio, lo más común es que se imagine heredando la compañía a sus hijos, pero no siempre tiene que ser así. Tenemos el famoso caso de Lorenzo Zambrano, quien heredó lo que hoy conocemos como CEMEX, de su abuelo. Sin embargo, Zambrano nunca tuvo hijos, por lo tanto, la línea de sucesión se cortó. También puede ser que los hijos tengan diferentes intereses. Pero una de las grandes fallas es hacer distinciones por tratarse de la familia. Asignar puestos basados en el vínculo familiar, en vez de por méritos profesionales. Muchas de estas decisiones son basadas en el dicho de “más vale confianza que talento,” pero la experiencia nos dice que el favorecer a miembros familiares va en demérito de la empresa. Sienta un precedente desfavorable frente al resto del personal, desmotiva y en ultima instancia, la falta de capacidad se ve reflejada en resultados no satisfactorios.
Herramientas básicas para el éxito de una empresa familiar
– El protocolo familiar. Este documento básicamente establece las “reglas del juego” y es el medio por el cual se le da voz a todos los miembros de la familia, así como también establece sus responsabilidades. Tengamos en cuenta que no todos los miembros dueños de la familia serán parte activa de la empresa, por lo tanto, el protocolo no tiene que ver con la operación de la compañía, sino con las relaciones económicas entre la familia. Por ejemplo, establece los lineamientos para recibir dividendos, venta de acciones, participación de los socios, etc. También es una herramienta vital para anticiparse a posibles conflictos familiares, como la participación (o no) de cónyuges, la mediación de conflictos, la sucesión, la entrada a Bolsa, etc. El tener un protocolo familiar evita muchos malos entendidos y disputas. También es un documento que asegura la equidad en la toma de decisiones y afianza las relaciones familiares. Si una empresa es fundada por dos hermanos, la tercera generación tendrá primos que probablemente no tengan un lazo fuerte; la palabra “familia” ya no implica el mismo nivel de confianza. Contar con instrumentos como éste, regula y afianza estos vínculos. Según la Encuesta Bianual de Empresas Familiares en México 2014, menos de la mitad de las empresas familiares cuentan con protocolo.
– Gobierno corporativo. Lamentablemente, cuando en México se escucha la frase “gobierno corporativo” la mayoría de los empresarios chicos se muestran escépticos y alegan que “las cosas siempre han funcionado así” y no tienen porqué cambiar. ¿Qué es el gobierno corporativo en sí? Es un mecanismo de los accionistas que sirve de guía y contrapeso a la administración. A medida que la empresa familiar crece -y que no todos los miembros laboran en ella -se requiere monitorear a quienes llevan las riendas de la compañía. Los tres elementos esenciales del gobierno corporativo son:
- Asignar derechos y responsabilidades a todos los miembros.
- Profesionalizar el vínculo entre dueños de empresa y empleados.
- Regulación apropiada de la familia, e inclusión en todo lo que compete a la empresa.
Entrevistamos a dos miembros de empresas familiares mexicanas, Ing. Janneth Gámez (Suspiros Pastelerías) e Ing. Carlos Seldner (Grupo Servindustrias del Noroeste). Ambos coinciden en que los retos más grandes que enfrentan las empresas familiares en México son la profesionalización de la organización y la sucesión en la presidencia del consejo de administración o de la dirección general de la empresa.
¿Qué recursos financieros o herramientas de trabajo logran que una empresa familiar sea exitosa? (en ambos casos, ya en la segunda generación).
Al inicio de las empresas, los préstamos con tasas bajas (de bancos o de amigos) así como los fondos gubernamentales son el impulso para el nacimiento de los negocios. Una vez en marcha las operaciones, el control financiero es la herramienta fundamental -nos comentaron ambos empresarios -para mantener flujos de caja saludables y poder realizar proyectos.
Al largo plazo, sin embargo, lo que separará a una empresa familiar de otra, será precisamente la unión familiar, y el nivel de confianza entre sus miembros. Al fin de cuentas, no hay recurso más valioso, que el recurso humano.