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Un plan es una hoja de ruta que nos permite desarrollar cómo hacer y qué plan ejecutar para que los objetivos financieros se ejecuten de forma efectiva. En artículos anteriores, hemos hablado de la importancia de establecer un presupuesto y metas financieras. Ahora es el momento de pautar las acciones necesarias para alcanzar esos objetivos, desde donde estás actualmente hasta donde quieres llegar.
Existen herramientas y recursos que te ayudarán a alinear tu objetivo de futuro con la capacidad de ahorro que tienes hoy en día. No es necesario tener habilidades matemáticas para ver cómo está tu vida financiera actualmente y en qué punto estás en relación con tus objetivos financieros.
Por ejemplo, las calculadoras financieras orientadas al ahorro para la jubilación y el pago de deudas pueden hacer este trabajo por ti. De hecho, también pueden ayudarte a mejorar tus creencias sobre el dinero y el hábito del ahorro. Y en caso de dudas, también puedes indagar en Internet para complementar los conocimientos básicos del ahorro que te llevarán a cumplir los objetivos pautados.
Ten en cuenta que es posible que desde un inicio no estés lo suficientemente encaminada hacia tus objetivos financieros. Es algo que puede tomar tiempo, a menudo tendrás que trabajar más en ellos y enfocarte de forma responsable en esa dirección. Es común tener metas financieras, que en ocasiones pueden resultar más grandes de las que podrías cubrir con base a tus ingresos actuales.
Pero a ver, que no te abrume este tema. Acá te compartimos 3 pasos para que tus objetivos sean realistas y así lograr aumentar la probabilidad de alcanzarlos con un plan financiero efectivo:
1. Escríbelo
Puede resultar cliché, pero escribir y plasmar nuestros planes pueden motivarnos a alcanzarlos. Establecer recordatorios escritos es mucho más efectivo que no hacerlo. Este paso a su vez, te ayuda a echar un vistazo sobre tus progresos. Inicia plasmado tus objetivos semestrales, trimestrales y luego mensuales.
2. Establece unos parámetros de rendición de cuentas
Hay variedad de opciones que puedes seguir para cumplir con tus metas cortas y rendirte cuentas a ti misma. Una de las formas más comunes es compartir tus planes abiertamente con tus familiares y amigos cercanos.
Esto es útil para que ellos sepan dónde estás parada y que estás haciendo para alcanzar esos objetivos, además, puede ser tu fuente de motivación.
3. Establecer un sistema de retroalimentación
Puede que en el camino te topes con factores externos como cambios en la economía o cambios en tu situación personal que te desvíen del camino que te llevaría a lograr los objetivos. En ese caso, será necesario hacer una revisión y reajustes del plan para mantenerte en curso y cumplir con las metas.
Revisar frecuentemente tu plan te permitirá evaluar en qué puntas del camino vas, y en vez de verlo como una carga, puede servirte para encaminarte y trabajar en base a la aspiración.
Para las metas financieras, es beneficioso revisar formalmente tu progreso al menos una vez al año para hacer los ajustes que sean necesarios. De acuerdo a tu plan, también podría ser óptimo evaluar tus planes cada tres meses; una frecuencia mayor es innecesaria.
Ten presente que no es positivo hacer cambios de planes cada mes. Los ajustes sólo deben efectuarse cuando exista un cambio importante en tu vida a nivel financiero. Las personas impacientes que hacen ajustes frecuentemente tienen un rendimiento más bajo que aquellas que mantienen sus inversiones y planes a largo plazo.
Ahora que ya sabes cómo tener un plan de acción sólido, es momento de accionar y trabajar en pro de lograr esos objetivos pautados inicialmente.
Una reflexión final
Genial, ahora tienes un plan de acción sólido. Pero hay algunas cosas en las que deberíamos profundizar un poco más. ¡Estén atentos a un nuevo artículo sobre impuestos y seguros!