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Enseñar sobre las habilidades de alfabetización financiera tiene como propósito principal reducir la brecha socioeconómica actual, lo cual es un gran reto para los próximos años en Colombia, ya que el país alcanzó un índice del 42.5% en cuanto a pobreza monetaria en 2020, esto de acuerdo a estadísticas presentadas por el DANE.
Sin embargo, es posible reducir esa brecha por medio de la educación financiera, de un mejor acceso a los sistemas financieros y mejor toma de decisiones financieras. Por tanto, los menos privilegiados económicamente podrían mejorar sus condiciones económicas.
Los sistemas financieros no son los encargados directos de esta situación, pero podrían ser partícipes a gran escala para reducir significativamente la brecha. Se requieren esfuerzos específicos, de los cuales iremos hablando más adelante, para lograr una mejor educación financiera y un mejor bienestar económico para todos los que conforman la sociedad.
Educación financiera e inclusión financiera
La alfabetización financiera consiste en los conocimientos y habilidades que debe tener una persona para manejar recursos financieros de manera efectiva y a beneficio propio. Por eso es realmente importante el acceso a los sistemas financieros, esto ayuda a que las personas desarrollen habilidades financieras a medida que hacen uso de ellos. Por consecuencia, con el tiempo las personas serían capaces de hacer un buen uso de estos recursos gracias a que adquieren conocimiento y experiencia.
La inclusión financiera significa tener acceso a productos y servicios financieros de calidad, por ende, igualdad de oportunidades para mejorar el incremento de los ingresos de las clases socioeconómicas menos beneficiadas.
La educación financiera es el primer paso para mejorar la inclusión financiera, pero los sistemas también deben cambiar y ofrecer mejores oportunidades y más accesibles. Orientar a las personas para un correcto uso de los sistemas es parte del problema, pues es necesario que los sistemas y la tecnología estén disponibles para todos en cualquier lugar y sean de fácil manejo.
Tecnología financiera
La tecnología financiera (Fintech) puede atender ambos problemas, tanto la alfabetización financiera como la inclusión financiera. Fintech es el futuro de las finanzas, se trata de un sector integrado por empresas que utilizan la tecnología e innovación para mejorar y automatizar los servicios y procesos financieros. Esta tecnología pudiese llegar a reemplazar la infraestructura física; entonces, la Fintech puede ayudar a que la educación financiera y otros programas financieros estén disponibles para cualquier persona con acceso a la tecnología en cualquier parte del mundo donde Fintech esté presente.
Sin embargo, aunque el desarrollo de la industria Fintech tiene presencia en países como Colombia, Brasil, México, Argentina, Estados Unidos y Japón, su alcance no llega a todos. El objetivo es que todos los segmentos de la población tengan acceso a estos beneficios.
Enseñar habilidades de alfabetización financiera a poblaciones marginada
Según el Banco Mundial más de la mitad de la población activa adulta del mundo está excluida del sistema financiero. En Colombia en el año 2020, al menos 28,6 millones de colombianos contaban con acceso al sistema financiero, esto según la Banca de las Oportunidades. Sin embargo, este acceso no garantiza que todas esas personas tengan conocimiento sobre las responsabilidades financieras, frente a esto, la educación financiera es prioridad. Hay que tener presente que las personas de bajos recursos, especialmente las mujeres, tienden a sufrir exclusión financiera.
Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población mundial está excluida de los sistemas financieros, esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es que los más marginados están excluidos del sistema financiero o son los más marginados porque están excluidos del sistema financiero?
Puede que la respuesta sea una combinación de los dos. Es posible que los más marginados siguen marginados porque están excluidos del sistema financiero.
Instituciones financieras
Son muchas las instituciones financieras que están comprometidas con la labor de enseñar a sus usuarios sobre finanzas y cómo usar los productos que ofrecen, por ello, están brindando a sus clientes programas de educación financiera, cursos y recursos para que puedan estar informados y hagan un correcto uso de los productos.
Es claro que toda institución que se comprometa de esta manera con sus clientes es buena y deseable. A pesar de ser positivo abordar el problema de la educación, también será necesario ofrecer recursos accesibles para reducir la brecha de la inclusión. En caso que tú como cliente de una institución financiera tengas acceso a programas de educación entonces no eres una de las excluidas.
Estos programas son significativos e importantes, pero carecen de alcance.
Las organizaciones, entes y la sociedad en general deben contribuir y ampliar los esfuerzos realizados a favor de la inclusión y la educación financiera, esto con el fin de lograr un mayor alcance y así, dar posibilidad a que todas las personas puedan gozar de educación financiera.
Actualmente, las cooperativas y fondos de ahorro y crédito también son de gran apoyo para algunas poblaciones remotas y desatendidas que no están dentro del radio de interés de las instituciones tradicionales.
El caso es que estas organizaciones deben realizar esfuerzos extras para brindar educación financiera y hacer visibles a las personas que están excluidas, esto con el fin de que las entidades financieras las tomen en cuenta y brinden más apoyo con sus programas educativos.
El papel de las instituciones educativas
En Colombia, así como en toda Latinoamérica, es necesario promover la educación financiera desde edades tempranas e incluirla en el pensum de estudios de niveles básicos como materia obligatoria, esto con el objetivo de que los niños conozcan los conceptos básicos y llegados a la edad adulta ya estén medianamente preparados para contratar con instituciones financieras. Estos esfuerzos deben ganar impulso y convertirse en la base para lograr la igualdad.
Se sabe que el problema de la brecha educativa y tecnológica está latente en muchos países y Colombia no es la excepción. Son visibles las diferencias entre comunidades y estratos sociales, pero esto no debería ser impedimento para trabajar en beneficio de la igualdad; por el contrario, es motivo para trabajar de forma constante y avanzar como sociedad con respecto a la educación financiera.
Una buena forma de cumplir con este objetivo es establecer políticas públicas de largo plazo que trasciendan la alternancia política; e invitar a sectores privados y a la sociedad civil a que se sumen a esta iniciativa.
Aun cuando muchos estemos de acuerdo con incluir materias obligatorias en el sistema educativo relacionadas a la educación financiera, no podemos esperar a que los gobiernos actúen para ser proactivos en lo particular. Por ende, se puede iniciar esta propuesta en las iglesias de las localidades, establecimientos penitenciarios o en asociación con los consejos comunales para llegar a los lugares más olvidados, a esos sectores que no gozan de Internet ni de medios tecnológicos. ¡Hay que tomar la iniciativa!
El papel de la esperanza
Una persona que no goza de los beneficios del sistema financiero o que no ha tenido acceso a los recursos financieros posiblemente no tenga mayor interés, aun cuando tenga poco o nada de conocimiento sobre los beneficios de estar entre los que gozan de estos privilegios financieros. Es decir, no tendrá una motivación para ser agente de cambio, no buscará formas de trabajar en pro de un avance. Y hay que tener presente que la esperanza es necesaria para un cambio positivo.
Entonces, aquellas que tenemos buena educación financiera y conocimiento sobre los productos financieros debemos mostrarles a esas personas cómo mejorar su situación financiera y cómo tener un buen manejo de sus ahorros, ingresos y egresos, conceptos básicos que las alientan a generar un cambio. El propósito es orientarlas y ayudarlas a salir de esa profunda incertidumbre hacia un sitio de esperanza y bienestar.
Necesitamos conocimientos financieros que permitan a las personas sentir que pueden, por sí mismas, transformar su vida. Necesitamos educación financiera que haga que la gente exija la inclusión.
Lo importante es…
Estos últimos 15 a 20 años se ha visto un notable incremento en cuanto a la educación financiera, cada vez son más las personas que están conscientes y al tanto de los temas financieros, esto gracias a las personas y organizaciones que han trabajado a beneficio de ese cambio, como lo hemos dicho anteriormente.
Es realmente importante la base que se ha construido para seguir promoviendo esta iniciativa de educación e inclusión financiera. El objetivo es seguir trabajando con esa base ya creada para generar mayor alcance y para que sea más inclusiva de cara al futuro.
Las habilidades de alfabetización financiera pueden empoderar y mejorar la vida de todos. Para ello, es necesario que nadie se quede por fuera. Debemos dar a conocer y llevar los sistemas, las instituciones financieras y los programas de educación más allá de donde actualmente llegan. Es posible hacer esto de manera más sistémica y más inclusiva.