Para un estudiante de bachillerato en México, los meses de febrero a junio pueden ser muy estresantes. Es el momento de decidir el siguiente paso en la formación profesional y, para algunos, hacerse la gran pregunta: ¿universidad o escuela técnica?

Para casi todos, la incertidumbre es grande. Son muy pocos los que a sus 18 años tienen claro a qué se quieren dedicar. Para muchos de ellos, el camino para decidir se convierte en un tunel de dudas e incertidumbre pues, no en todos los hogares las posibilidades económicas permiten acceder a una formación profesional completa, sea cual sea la actividad.

“Cuando comencé mi último año de bachillerato, no tenía idea de lo que quería hacer después de graduarme”, dice Jorge Hernández, un técnico auto-mecánico de Puebla.

La mayoría de los estudiantes de bachillerato asumen que continuarán su educación después de graduarse. Pero muchos no necesariamente esperan una carta de aceptación de una universidad para una carrera de cuatro o cinco años; muchos se plantean la opción de la formación profesional técnica.

Jorge fue uno de esos estudiantes; optó por salirse de una educación universitaria tradicional y en su lugar decidió asistir, primero al CONALEP para estudiar una formación técnica básica en mecánica automotriz que le permitió aprender lo indispensable para reparar un motor de coche o de camión. Y después optar por un grado superior técnico en el INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL (IPN).

Jorge lo tuvo claro desde el inicio: quería continuar estudiando pero también obtener beneficios rentables de su formación en el menor tiempo posible. Una carrera universitaria representaba para él una alternativa, pero con unos plazos que -dada su situación personal y familiar eran inasumibles. Además, para él era importante conseguir grados académicos sobre la base de su propio esfuerzo.

Hacia el mundo laboral

Para ciertas familias, la idea de no ir a una universidad tradicional de cuatro años no es una opción; especialmente si cuentan con el dinero y el estudiante cuenta con las calificaciones para ser admitido y completar los créditos necesarios. Pero muchos estudiantes sienten que en el mundo laboral cuenta más la experiencia que los estudios realizados o los grados obtenidos.

La escritora independiente Kat Boogaard pensó de esta manera después de terminar su carrera. “Trabajo en una industria donde los grados académicos que tengo no son necesariamente importantes”, dice ella.

“Muchas veces enviar un currículum tradicional apenas sirve para que me tengan en consideración. Como escritora independiente, cualquier trabajo que pueda conseguir se basa únicamente en muestras de mis publicaciones y en mi reputación profesional”.

Esto lleva a muchos a preguntarse: ¿Por qué invertí tanto -dinero, tiempo y esfuerzo- que no me garantiza un trabajo en condiciones?

Esta es una pregunta muy injusta. Aunque un título es indispensable en carreras de muy alta cualificación como medicina, ingeniería o derecho, puede no ser necesario para una carrera en áreas como ventas, servicios al cliente o tecnología de la información, donde el énfasis se coloca principalmente en la experiencia profesional, las habilidades personales y las referencias.

Tal consideración es importante al determinar si deseas ir a la universidad para cursar una carrera de cuatro años o te resulta mas rentable asistir a una escuela técnica. Aunque tener un título es útil para encontrar un trabajo, puede que no sea del todo necesario dependiendo de tus objetivos profesionales a largo plazo y tus aspiraciones financieras.

Por supuesto, hay algunos que aún aprecian la experiencia universitaria, incluso si sus carreras no necesariamente se beneficiaron de ello.

“Mi título universitario todavía tiene valor para mí: fue una experiencia increíble en términos de las habilidades que aprendí y las personas que conocí”, agrega Boogaard. “Pero la realidad es que los empleos que he conseguido y a los que aspiro no dependen de que certifique mi formación.”

Si buscas una experiencia educativa enriquecedora de cuatro años (y puedes pagarla), adelante. Pero hay una serie de beneficios profesionales y financieros de tomar una ruta educativa alternativa.

Escuelas técnicas: sus beneficios

Los programas de las escuelas técnicas surgieron como una respuesta a la demanda del mercado laboral. Para la industria definitivamente son más valiosos los profesionales con habilidades y cualificaciones técnicas que un abogado.

“La economía está experimentando un cambio, lo que ha llevado a una mayor demanda de habilidades técnicas en diversos ámbitos”, dice ben Schears  de Northwest Tech . “Especialmente en los corredores industriales de toda la república, se requieren profesionales especialistas en muchas tareas y con habilidades afines a la ingeniería y la informática.”

Además de enseñar habilidades tradicionales, las escuelas técnicas están ampliando sus programas para enseñar un conjunto de habilidades de gestión y liderazgo que son indispensables para el manejo de proyectos de largo alcance.

Pero un plan de estudios exhaustivo, moderno y en línea con la demanda laboral no es el único beneficio: aquí hay otras ventajas comunes que se pueden obtener al asistir a un programa educativo de dos años:

1. Una carrera con un menor costo y con un retorno de inversión más corto.

Una de las mayores ventajas de la educación técnica es la posibilidad de rentabilizar los conocimientos adquiridos en un plazo más corto. Dependiendo de los planes de estudio, los alumnos pueden comenzar a hacer prácticas remuneradas y a plantearse la posibilidad de montar un negocio propio incluso antes de obtener su certificación. Hay infinidad de talleres y empresas que buscan aprendices o alumnos de primeros grados para formarlos en aspectos prácticos en esquemas laborales compatibles con sus estudios. Y, lo más importante de todo: con una remuneración.

La diferencia, especialmente en disciplinas industriales, es significativa: mientras que un ingeniero debe esperar cuatro años para obtener una pasantía y un título que lo certifique profesionalmente para incorporarse a la industria, un profesional técnico prácticamente puede comenzar a trabajar desde el primer día de su formación. El costo de los estudios y la pronto recuperación de esta inversión es un gran atractivo especialmente en familias donde dos o más integrantes deben trabajar para colaborar con el ingreso familiar.

2. Mayor potencial

Los estudios y estadísticas demuestran que los estudiantes con educación técnica tienen un potencial de ingresos mucho mayor que aquellos que solo tienen un diploma de escuela secundaria o aquellos que eligen continuar en la universidad. 

En cualquier circunstancia, a una mayor formación debería corresponder un salario más alto. Sin embargo, en el caso de la educación técnica la experiencia laboral es muy importante .

El potencial de ingresos de nuestros estudiantes está en línea con aquellos que tienen un título de cuatro años.

Además, en el curso de los cuatro años de formación, los ingresos de los graduados técnicos son significativamente mayores que los de un graduado universitario, especialmente en carreras de alta saturación como derecho, medicina o comunicación. 

Si bien un egresado universitario puede aspirar a incrementar sus expectativas salariales a lo largo de su carrera, la realidad es que la diferencia de expectativa salarial entre un recién egresado de la UNAM y un recién egresado del IPN es significativamente distinta. Solo como detalle curioso, vale la pena mencionar que en ambos casos, tanto el universitario como el técnico, la brecha salarial de los egresados es 30% menor en el caso de las mujeres. Inaceptable.

3. Iniciar antes la vida laboral

Los estudiantes de una escuela técnica pueden comenzar a ganarse la vida antes y adquirir experiencia real en el inicio de sus estudios.

“Las escuelas técnicas solían ser el último recurso”, dice Schears. “pero el cambio en la industria ha favorecido que cada vez se incorporen trabajadores cualificados en edades más jóvenes o en etapas anteriores de su formación”.

Esto es especialmente importante en aquellos estudiantes que necesiten comenzar a ganarse la vida pronto con sus estudios.

Las escuelas técnicas también son excelentes para los estudiantes que necesiten colaborar con los gastos en sus casas. Cuanto antes se gradúen sus familias pueden beneficiarse de un salario más en casa; cosa que no necesariamente ocurre con un estudiante universitario que debe esperar cuatro años para obtener una pasantía y aspirar a un salario competente relacionado con sus estudios.

4. Determina lo que es mejor para ti

Puede ser difícil elegir si para ti es mejor ir a la universidad u optar por la formación técnica. Si estás a punto de decidir dónde inscribirte tienes que tomar en cuenta tus necesidades actuales y lo que tienes en mente como planes de futuro.

Para aquellos que todavía están indecisos sobre si una educación de cuatro años es lo mejor, puedes optar por la formación técnica y mantener en tu radio de acción asistir a la universidad a la vez que combinas tus estudios con una actividad remunerada.

En estos casos, lo recomendable es acudir con un asesor vocacional, una persona preparada para orientarte sobre cuál puede ser la mejor alternativa. Prácticamente en todas las escuelas de educación media superior hay uno o varios asesores que pueden orientarte sobre todo lo que tienes que considerar antes de decidirte. No descartes tampoco asistir a una feria educativa; ahí encontrarás no solo la oferta académica de una gran cantidad de instituciones, sino a asesores expertos que pueden aconsejarte sobre qué programa puede ser mejor para tus expectativas e incluso apoyarte para solicitar becas u otro tipo de apoyos económicos en tus estudios.

“Dada la naturaleza de los estudios universitarios, los estudiantes pueden comenzar un programa sabiendo que si cambian de opinión, podrán rentabilizar la inversión de tiempo y dinero de los meses o años cursados” agrega Swapp.

Alternativamente, si tienes una pasión específica y el impulso para hacer un trabajo práctico y táctil, entonces una escuela técnica es tu mejor opción.

“Si te apasiona trabajar con las manos y quieres aprender las habilidades para servir a la industria comercial, una escuela técnica o comercial es una opción más viable y probablemente más asequible”, nos dice Eric Mochnacz.

“Estoy seguro de que si sabes cómo instalar con éxito un techo comercial, podrías encontrar un trabajo más rápido que los cientos de personas que solicitan trabajos de recursos humanos a diario”.– nos confirma.

El resultado final

Sin embargo, al final, es importante considerar tu educación no solo como un punto de entrada a la vida laboral, sino en el contexto de tu propio amor por el aprendizaje.

Si, después de terminar la escuela secundaria, no estás convencido de continuar con tu educación y crees que puedes encontrar una carrera satisfactoria en la educación técnica, considéralo. La realidad es que con 18 años, muy poca gente tiene claro a qué se quiere dedicar el resto de su vida. Es una decisión muy importante y tienes que dejar un margen de cambio para, progresivamente, definir con más precisión lo que quieres hacer. Como mencionamos al inicio, no todo el mundo tiene la suerte de saber a esa edad cuál es su vocación.

Lo que tienes que considerar es que, tener un título universitario, incluso si es irrelevante para tu carrera profesional, sigue siendo un logro que le demostrará a tus futuros empleadores que eres una persona fiable que es capaz de terminar lo que inicia.

Nunca renuncias a continuar tu formación. Siempre tendrás tiempo de rectificar y hacer los cambios que necesites en tu carrera. Lo más importante es que seas honesto contigo mismo y que, la decisión que tomes, esté en coherencia con quién eres, con lo que sientes y con lo que deseas para el resto de tu vida. Decide con cabeza, pero con el corazón claro de lo que dentro de ti reconozcas como una pasión auténtica.