Como en muchos países, el sistema de salud en México es un aparato complicado. En 1940 se establecieron las bases para lo que hoy conocemos como el IMSS (Instituto de Seguro Social). Aparte del IMSS, existen otras instituciones que componen la atención médica pública. Se desglosan de la siguiente manera:

  •         Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cubre alrededor del 43% de la población del país.
  •         Instituto de Seguridad y Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que cubre alrededor del 7% de los habitantes.
  •         PEMEX, Fuerzas Armadas, Secretaría de Marina, y otros servicios estatales, cubren aproximadamente al 6% de los mexicanos.

Estas instituciones de seguridad social se financian de tres fuentes: contribuciones del gobierno, aportaciones del empleador (que en caso de SEDENA, SEMAR, PEMEX e ISSSTE el empleador es el gobierno), y aportaciones del empleado.

¿Qué pasa con aquel sector de la población que está desempleado? Asumiendo que el ciudadano(a) no cuente con capacidad de pago para atenderse en el sector privado, toda persona desempleada, o cuyo empleo informal no le brinda acceso a los servicios sociales, puede atenderse bajo el programa llamado INSABI, antes  Seguro Popular .

Desde el 2020, toda persona que no cuente con seguridad social puede recibir atención médica, así como medicamentos, sin necesidad de pagar cuotas u afiliarse. Los únicos requisitos para operar en el programa INSABI son el encontrarse dentro del país, no ser derechohabiente del IMSS o ISSSTE, y contar con CURP.

EL SECTOR PRIVADO

También, en nuestro país, existe un sistema de salud privado y con fines de lucro. Los beneficiarios son, en su mayoría, personas que aun contando con seguridad social pública eligen pagar de su bolsillo una atención privada.  

El sector privado se financia con los pagos que hacen los pacientes al ser atendidos, así como con las primas de las aseguradoras.

 

Fuente: shorturl.at/dkqOP

¿Atención privada o pública?

Aunque la seguridad social es un derecho constitucional, la realidad es diferente para muchos mexicanos. Un punto importante a mencionar, es que cada sector atiende a sus derechohabientes en sus propias instituciones. De tal manera que un empleado recibe atención médica en un hospital IMSS, un trabajador estatal acude al ISSSTE, y todo aquel que cuente con póliza de seguro –o bien la capacidad de pagar –se atiende en clínicas y hospitales privados.

Por lo tanto, muchas personas que cuentan con seguridad social pública, prefieren atenderse en instituciones privadas, donde las instalaciones suelen ser mejores –y sobre todo, donde la atención es más rápida. Vale la pena mencionar que la Asociación Nacional de Hospitales Privados y el Consorcio Mexicano de Hospitales, realizaron un convenio con el IMSS para la subrogación de servicios médicos. Es decir, que cierta cantidad de derechohabientes del sistema público, reciben atención en hospitales privados, con el fin de desahogar el flujo nutrido que normalmente existe en dichas instituciones. 

Tales programas benefician a la población, pero no tienen un impacto relevante a nivel nacional. Las carencias, y deficiencias del sistema de salud público son reconocidas hasta por las propias instituciones que lo operan. El IMSS, en particular, adolece de fallas estructurales que afectan su desempeño, así como su salud financiera. El IMSS reconoce tres grandes carencias:

a) Déficit en el seguro de enfermedades y maternidad. b) Insuficiencia de recursos para su régimen de pensiones y jubilaciones. c) Problemas de flujo de efectivo entre tipos de seguro.

Resulta asombroso que una tercera parte de los derechohabientes no utiliza los servicios públicos o lo hace de manera tardía por los grandes problemas de acceso y los largos tiempos de espera. Las dificultades que enfrenta el sistema de salud público en México resultan de varios factores, como la existencia de procesos arcaicos, el desvío de recursos por corrupción, pero también la falta de presupuesto. En el periodo de 2009 a 2019 la inversión promedio del sector salud en relación al Producto Interno Bruto del país fue de 5.6%, cuando el mínimo aceptado a nivel mundial es de 6%. En Europa, por ejemplo, este porcentaje oscila entre el 10% y el 12%. Y estamos hablando de un país con grandes comorbilidades, como la obesidad –México ocupa el segundo lugar a nivel mundial.

¿Por qué optar por un seguro de gastos médicos?

Salvo en casos específicos, y de manera general podemos decir que la atención médica en el sector privado es más eficiente. Tiempos de espera cortos, instalaciones en mejor estado, eliminación de pasos burocráticos, atención personalizada, y la lista sigue. Sin embargo, los costos pueden resultar exorbitantes, y llevar fácilmente a una familia a la quiebra.

Si tu presupuesto lo permite, lo mejor es contar con un seguro de gastos médicos. No verlo como un lujo, sino como parte del presupuesto anual de una familia.

Para derribar ciertos mitos que rodean a las aseguradoras, entrevistamos a la Lic. Eva Hinojos, agente de seguros certificada. La Lic. Hinojos, nos dice:

  •         Existen muchas creencias que hacen que la gente se desanime de adquirir una póliza. Por ejemplo: que no se otorgan a personas con padecimientos pre-existentes, como el cáncer. Cada aseguradora tiene diferentes criterios, y cada caso en particular es examinado por un comité, donde se decide si se otorga la póliza y bajo qué premisas. “Tenemos un ejemplo de un paciente con pre-existencia de cáncer de pulmón, al que no hubiéramos podido otorgarle una póliza. Sin embargo, como el paciente también enfrentaba un cáncer de garganta, eso lo habilitó para recibir el servicio y la póliza fue otorgada.” nos mencionó.
  •         El principal factor para no adquirir un seguro de gastos médicos es el costo que representa. Sin embargo, enfermedades como el cáncer de mama, y la leucemia infantil (ambos con altos índices en nuestro país) generan gastos entre $200,000 y $900,000. Siempre y cuando no haya reincidencia. Existen pólizas básicas, cuyas primas anuales no rebasan los $15,000;  esto, comparado con una enfermedad o accidente, representa una inversión accesible.
  •         Las pólizas de seguros no son inflexibles. Por el contrario, en la gran mayoría de los casos, se puede encontrar un esquema que resulte accesible para el cliente. Por ejemplo, un deducible alto, significa una prima baja y viceversa. Las primas dependen de varios factores, entre ellos el estado de salud y la edad del cliente.

Además, la mayoría de las pólizas ofrecen otros beneficios como asistencia telefónica 24 horas al día, cobertura de gastos en el extranjero, por mencionar algunas.

Conclusión.

Aun con carencias, problemas, y deficiencias el sistema de salud público es una gran ventaja para nuestra población, especialmente para la más vulnerable. Nuestro sistema de seguridad social ofrece alternativas a problemas de salud, que de otra manera la gran mayoría de las familias mexicanas no podrían sortear. Por ejemplo, las consultas y medicamentos son virtualmente gratuitos, la cobertura incluye a cónyuges, hijos y padres del derechohabiente, el IMSS cuenta con guarderías gratuitas, y otros. Todo esto no existe en el sector privado.

Mientras el sistema público no corrija sus procesos y pueda brindar un servicio de primera a sus derechohabientes, todo ciudadano con capacidad de pago debiera considerar la adquisición de un seguro de gastos médicos. La mejor noticia sería no tener necesidad de utilizarlo; pero la realidad nos muestra que para muchas familias, ha sido la diferencia entre la vida y la muerte.