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Puedes pensar que el minimalismo financiero es solo cosa de pobres. Pero, a veces, el minimalismo es una elección de estilo de vida.

Otras veces se vuelve necesario por las circunstancias. Mi historia es la más reciente. Cuando era pequeña, no disfrutaba la falta de dinero; pero lo aceptaba como algo natural porque así era nuestra vida en ese tiempo. Mis padres conocían la diferencia entre una necesidad y un deseo antes de que estos términos se convirtieran en principios populares en la educación financiera para niños.

Fue solo en la universidad cuando me di cuenta de las ventajas y la bendición de tener menos. Mientras mis compañeros viajaban en avión a playa en las vacaciones, yo estaba enfocada en adquirir habilidades para la vida. Estas son las tres principales habilidades para la vida que aprendí del minimalismo y cómo me han ayudado a tener éxito:

  1. Creatividad e ingenio
  2. Hábitos saludables
  3. Gratitud

1. Creatividad e ingenio

Vivir con lo mínimo me convirtió en una persona ingeniosa: cuando es necesario recorro las tiendas buscando el mejor precio; hago un esfuerzo adicional para pedir consejo a la gente a mi alrededor, incluso gente que no conozco mucho si con eso obtengo información que me ayude a ahorrar y conseguir lo que necesito.

En lugar de ser una víctima de la situación de mi situación financiera, tener menos que los demás me enseñó a ser un emprendedora.

Sin duda, este rasgo jugó un papel clave en mi proceso de admisión a la universidad. Como estudiante universitaria de primera generación, tuve como prioridad hablar con todos: los tutores en secundaria; los consejeros comunitarios de mi colonia; ex-alumnos y amigos mayores que estaban en la universidad; e incluso extraños remotamente relacionados con el tema.

El simple hecho de preguntar puede traer recompensas y resultados maravillosos: descubrí los programas gratuitos de preparación para la universidad simplemente preguntando a otros estudiantes universitarios de primer año.

Aproveché los recursos que me rodeaban y mi mentalidad ingeniosa me ayudó a ingresar al Swarthmore College, una de las mejores universidades de artes liberales.

2. Hábitos saludables

Mis padres no creían en complacer a sus hijos, así que no existía el concepto de “domingos”.

Incluso si me daban dinero, tuve cuidado porque sabía que gastarlo significaba menos para pagar el alquiler, la comida y el recibo de luz de mi familia.

El dinero en mi familia se ve como un recurso compartido, no individual. Hay un sentido común de responsabilidad. Esto me hizo consciente del impacto de mis acciones en las finanzas personales de mi familia.

Mientras mis amigos disfrutaban de mis papas fritas favoritas de BBQ todos los días después de la escuela, yo me comía una manzana. Cuando mis amigos hacían un berrinche por un postre, yo ignoré el canto de sirena del camión de helados y me bebí el maravilloso y dulce té de hierbas que mi mamá me preparaba con tanto cuidado.

Solo después de comer comidas en buffets y todo tipo de postres todos los días durante mi primer año de universidad, me di cuenta de que no había valorado lo suficiente la comida sana. Ahora celebro que mi estilo de vida me hizo renunciar a los 19 años de comida chatarra. Imagínate lo que habría pasado si desde los cinco años hubiera recibido dinero de mis padres.

3. Gratitud

Cuando era chica, estaba especialmente molesta en mi cumpleaños porque nunca recibí regalos. Las celebraciones especiales consistían en una cena familiar. La unión fue el regalo, aunque no puedo decir que siempre lo haya visto así.

En mi sexto cumpleaños, con dos colas de caballo endebles y las mejillas regordetas y enrojecidas por mi enojo, le fruncí el ceño a mi madre con un gesto de odio. Le dije que quería el libro de estampas de Hello Kitty de Scholastic, pero nunca recibí señales de recibir el libro del gatito blanco.

Sin importar lo mucho que me dolió, no recibí lo que quería en mi cumpleaños. Y por eso, estoy agradecida hasta el día de hoy.

En realidad, las estampitas de Hello Kitty no eran importantes. Y ahora que lo pienso me pregunto ¡cómo pude tener tan mal gusto a los seis años! ¿En serio? ¿Hello Kitty? Pero el punto es que aprendí que el mundo tiene mucho más que ofrecer sin necesidad de comprar cosas.

Por ejemplo, ¿por qué comprar libros cuando existen las bibliotecas? No hay nada de malo en comprar libros, pero sugiero que hay cosas en este mundo que podemos apreciar sin necesidad de adueñarnos de ellas. Esto es una parte fundamental del minimalismo financiero puesto en práctica. 

La realidad es que en nuestro mundo de hoy siempre queremos más. Más dinero, más fama y más posesiones equivalen a una vida exitosa.

Pero seamos realistas: esa mentalidad es agotadora. Vivir con nuestras preciosas cosas me hizo darme cuenta de que ya tengo mucho que agradecer: el presente y su sencillez. Estos me han permitido concentrarme en lo que es esencial para mí; tanto en mi tarjeta Visa como en mis finanzas personales. 

Aprendiendo habilidades para la vida desde el minimalismo

Te animo a dar el primer paso: reflexiona y escribe tus valores, necesidades y deseos sin juicios. Espero que comprendas que las cosas que puedes considerar como “esenciales” realmente no lo son una vez que las ves en blanco y negro.

Ahora depende de ti decidir qué tipo de valores deseas adoptar a tu vida. Yo encontré los míos. Y los tuyos también te llevarán a sentirte pleno.