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Con dos hijos adultos jóvenes y dos matrimonios fallidos, Adrián de la Piedra no podía soportar su trabajo ni un día más.
Ingresó a su computadora y se encontró con una dificultad técnica que desencadenó su frustración. Intentó lidiar con la situación como siempre lo hacía, pero nada pudo evitar que cerrara sesión en su computadora y caminara hacia la oficina de su supervisor, abrigo en mano, para decirle: “Me voy y no voy a volver. ”
Toda su vida había ido a lo seguro y había hecho lo que consideraba responsable. A sus 45 años, había cumplido casi 20 años de servicio y no podía soportarlo ni un día más.
Desde el nacimiento de su primer hijo, Stone había trabajado para el gobierno y había tenido logros económicos importantes: tenía dinero ahorrado, había pagado sus cuentas, invertido e incluso regalado dinero a los miembros menos afortunados de su familia.
Después de darle la noticia de la pérdida de su trabajo a su novia, Stone fue a su oficina en casa para calcular sus finanzas. Revisó su plan de ahorro para la jubilación, que ahora iba a tener que suspender.
Descubrió que tenía más de $2,500,000 en su plan de ahorro (AFORE), además de $1,400,000 en sus cuentas bancarias. Sus hijos iban a la universidad sin pagar matrícula y contaba con algunas rentas. Estas cosas lo ayudaron a sentirse más seguro con su decisión.
Encontró formas de reducir sus gastos después de la pérdida de su trabajo y logró reducirlos hasta los $25,000. Ahora solo necesitaba $20000 adicionales para mantener su estilo de vida. Esto podría provenir de sus ahorros o del negocio secundario que se había estado preparando para comenzar.
Cómo lidiar con la pérdida de un trabajo: 7 etapas emocionales
Esta pausa laboral se prolongó durante 10 meses. Adrian ganó claridad sobre su vida y una nueva perspectiva sobre lo que quería mostrarle en primera persona a sus hijos. Si defines tu valor y tu identidad en función de los títulos y el saldo de tu cuenta de banco, estás destinado a ser infeliz porque hay muchas variables que son imposibles de controlar. La verdadera felicidad no radica aquí.
Stone se sintió aliviado de que finalmente había tenido el coraje de renunciar, pero para él fue inevitable transitar por el proceso de duelo pérdida que todos atravesamos después de una pérdida importante en nuestras vidas, sea personal o laboral.
Cada persona que pierde un trabajo pasa por varias etapas:
- Negación: Al principio la sensación es como estar de vacaciones en lugar de estar desempleada. Él o ella a menudo pospone la atención de asuntos importantes como comenzar la búsqueda de un nuevo empleo.
- Incredulidad: la incredulidad es similar a la negación, pero en lugar de pensar que se trata de unas vacaciones, el ex-empleado acusa recibo de su situación y de lo que la empresa hizo o dejó de hacer para retenerlo.
- Ira: el dolor luego se convierte en ira, y la persona llega a sentir odio por la empresa en la que estuvo.
- Autocrítica: A la ira le sigue la autocrítica; en ella, la persona se siente decepcionada de sí misma y de su comportamiento, incluso cuando ha hecho lo mejor que ha podido.
- Retiro: Después de perder su trabajo, esta etapa le trae a la persona vergüenza y malestar por no tener claridad de cuál es el siguiente paso en su vida laboral.
- Reflexión: En esta etapa es cuando el ex-empleado comienza a contemplar lo que realmente sucedió y a tener claro lo que quiere de su vida laboral en los siguientes meses.
- Aceptación: La aceptación es cuando uno comprende lo sucedido y está listo para seguir adelante. Algunas personas tardan mucho en llegar a esta etapa. Pasan mucho tiempo entre la ira, la autocrítica y el aislamiento.
Qué hacer cuando pierdes tu trabajo: 5 pasos esenciales
Adrián pudo superar la renuncia a su trabajo gracias a una buena planificación financiera. Se preparó para manejar una pérdida de trabajo o un evento catastrófico y pudo mantenerse en equilibrio. Hay cinco consejos que podemos darte si estás pasando por una situación parecida.
1. Reclama todos tus derechos
Evangelia LeClaire, asesora profesional y fundadora de EvangeliaLeClaire.com, dice que tras ser despedido, debes hablar con el departamento de Recursos Humanos para conocer y entender tus derechos laborales. La Ley Federal del Trabajo es muy clara a este respecto. Si la decisión de separarte de tu puesto es unilateral por parte de la empresa tienes derecho a una compensación económica y a un finiquito. Si por el contrario, eres tú quien ha decidido retirarse porque así conviene a tus intereses, tienes derecho al finiquito de ley.
LeClaire también sugiere que revises tu contrato de trabajo y contabilices todos los días de vacaciones o tiempo libre pagados no utilizados. Insiste en verificar que en las cuentas finales estén incluidos todos aquellos bonos y ahorros adicionales a los que marca la ley. Capítulo aparte merece que hagas todas las preguntas que sean necesarias para que tengas claro el estado de tu fondo de retiro (la institución financiera que lo maneja, tu número de cuenta, los saldos de tu cuenta de AFORE y de tu cuenta de INFONAVIT), y desde luego la confirmación de que todas las cuotas patronales tanto a estos fondos como al IMSS se hayan realizado adecuadamente.
Es muy importante que todos estos aspectos queden claros y a tu entera satisfacción antes de que te retires definitivamente de la empresa. Si no estás seguro de qué es lo que te corresponde, no dudes en acudir a un asesor financiero o laboral para que te aconseje cuáles son los puntos de verificación que tienes que tener presentes y cómo hacer los reclamos correspondientes en caso de haber inconsistencias.
2. Contrata un seguro de gastos médicos adecuado a tu situación
Una de las prestaciones más valoradas por los empleados es el seguro de gastos médicos mayores. Si es tu caso, sin importar tu edad ni tu estado de salud, consigue el mejor seguro de gastos médicos que puedas pagarte. La salud no tiene precio y mientras vuelves a ubicarte estarás tranquilo de estar protegido ante cualquier contingencia.
Compara costos y coberturas; siempre tendrás tiempo en el futuro, ya sea para ampliar tus coberturas como para agregar a tus hijos o dependientes o para cambiar de compañía.
3. Asegura algunas fuentes suplementarias de ingresos
En mi caso las cosas se dieron de manera un tanto atropellada. Pero si tienes oportunidad de planear con más tiempo, una buena idea es comenzar a realizar trabajos adicionales, conseguir clientes externos a tu actividad principal de tal forma que cuando tomes la decisión de marcharte tengas ya algunas fuentes de ingresos que te permitan balancear tu economía.
Un empleo adicional como free lance te permitirá fortalecer tu confianza profesional y buscar con calma un nuevo trabajo; o incluso, ¡entrar al mundo de los trabajadores independientes de manera definitiva! Busca en los portales de empleo en línea. Encontrarás diversas oportunidades que se adapten a lo que estás buscando.
4. Haz cambios en tu presupuesto
La pérdida de ingresos requerirá que realices algunos cambios en tus patrones normales de gastos. Reduce tus gastos a lo esencial solamente y modera esas compras impulsivas o emocionales que a todos nos desequilibran. Incluso si has recibido una buena indemnización es importante estirarla al máximo. Esto te dará la flexibilidad para evitar tomar decisiones profesionales apresuradas solo para mantener lo mínimo.
Asegúrate de pagar primero las facturas que informan sobre tu crédito y continúa haciendo al menos los pagos mínimos de tu deuda. De esta manera, no arruinarás tu crédito mientras intentas encontrar un trabajo.
Trata de hacer un presupuesto para que no tengas que preocuparte por echar mano de tus ahorros para la jubilación, pero ten en cuenta que la situación puede eventualmente requerirlo.
5. Planifica tu próximo paso profesional
Cuando estés listo, comienza a actualizar tu perfil de LinkedIn para reflejar tu nivel actual de experiencia. También asegúrate de actualizar tu currículum y configurar alertas de búsqueda de empleo en las principales bolsas de trabajo.
Otro truco es que, una vez que hayas conseguido un trabajo y estés seguro de nuevo, te prepares para lo peor. Trata de crear múltiples flujos de ingresos y establece un rango de ahorros que puedan servirte como fondo de emergencia. En caso de que vuelvas a perder tu trabajo, estarás preparado y no tendrás que preocuparte tanto por el futuro.