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Cada vez estoy más preocupada por la jubilación de mis padres. Y yo, su única hija, tampoco me estoy haciendo más joven.
Mis padres se divorciaron cuando yo era muy chica. Naturalmente, el dinero siempre fue un tema que generó tensión y ansiedad en el hogar.
Mi madre se esforzó al máximo y se graduó de la universidad conmigo a cuestas. De vez en cuando iba a clases con ella en la universidad que eventualmente se convertiría en el lugar donde trabajaría más tarde en la vida.
Mi mamá me enseñó el valor de la generosidad, el trabajo duro, el comportamiento ético y el cumplimiento de tus responsabilidades. No puedo decir que la vida haya sido fácil para nosotros.
Muchos de mis familiares mayores siempre disfrutaron de beneficios laborales como seguros y pensiones. Trabajaron en diversas fábricas durante toda su vida hasta que llegó el momento de la jubilación. Desafortunadamente, en un triste giro del destino, una vez que muchos de mis familiares se jubilaron, las fábricas donde trabajaban cerraron.
Ese no era el camino de mi madre. Por respeto a su privacidad, diré que en este momento, mi madre está bien. Las cosas no son perfectas, pero está en una mejor situación que en el pasado.
Dicho esto, hay un tema que siempre me preocupó: las conversaciones sobre dinero siempre han sido tensas con mi mamá.
Creo que teme que yo juzgue las decisiones que ha tomado. No quiero juzgarla, solo quiero saber qué está pasando.
A mis preocupaciones sobre su jubilación se suma el hecho de que comenzaré una familia mucho más tarde que la mayoría de las personas, por lo que también me estoy preparando para esa realidad financiera.
Los hechos
No es raro que los mexicanos ayudemos a nuestras familias llegada la jubilación. De hecho, esto es tan común que la gente bromea al respecto.
La historia de nuestras familias está marcada por las distintas crisis económicas que hemos vivido. La más reciente y más grave, la de 2008 no solo se tradujo en pérdida de empleos, sino en pérdida de propiedades, ahorros y fondos de pensiones. Los reveses financieros nos han hecho más solidarios y gracias a ellos, hemos creado una red familiar de apoyo en momentos difíciles.
Pensé que era un poco extraño preocuparme tanto por el futuro de mi madre hasta que hablé con una amiga mía millennial que expresó preocupaciones similares. Aunque ambos somos hijos únicos, hay una diferencia en nuestras historias: su mamá no es mexicana.
Su padre perdió su trabajo en el 2008. Era ingeniero, si no recuerdo mal, y cuando las cosas parecían estabilizarse, la crisis del COVID-19 lo devolvió a él y a todos a la casilla de salida.
En el caso de mi amigo, la carga de las finanzas familiares recayó sobre los hombros de su madre de una manera que no habían previsto. Toda la vida familiar y financiera se trastocó. Mi amiga ha tomado la decisión de vivir en el extranjero por un tiempo porque es consciente de que las oportunidades hay que tomarlas cuando se presentan; sus padres tendrán cada vez más necesidades y ella tendrá que estar ahí para apoyarlos.
Me temo que este es un problema mucho más frecuente de lo que nos gustaría admitir. Cada vez más, las necesidades de las familias que están formándose y las de los adultos mayores que declinan, se cruzan y chocan generando un estrés tanto emocional como económico muy grande. Antes, los sistemas de seguridad social eran suficientemente robustos para soportar la carga impositiva de las pensiones. Ahora, a menos que hayamos tenido la suficiente planeación y visión de futuro, para mucha gente la jubilación será un camino muy difícil de transitar a causa de las dificultades económicas.
Ayudar a los padres con la jubilación
Quiero instar a las personas a que hablen con sus padres sobre su jubilación, el dinero y los planes que tienen para el retiro. Tengo que ser honesta: es una conversación incómoda y estresante. Pero tienes que tenerla. Quizás mi mejor consejo es que, por encima de todo, te acerques a ellos poniendo por delante el amor y la ternura que sientes por ellos. Procura imprimir tranquilidad, empatía y buen humor. Siempre se agradece reducir el estrés que provocan estos temas con una dosis de humor, cariño y comodidad.
Después de que hables con ellos, una buena parte de la preocupación y el estrés se disipará; porque, aunque no conozcas al 100% el panorama completo, contaras con información que te ayudará a prepararte. Para un padre, la imagen que su hijo tiene de él es muy importante, por lo que cuenta con que quizás no te cuenten todo. Prepara un plan de contingencia. Por ellos y por ti.
Durante mucho tiempo me torturó la pregunta: ¿cómo ayudaré a mi mamá a tener un retiro digno y en paz? Después de hablar con ella, supe que tiene un millón de dólares en reserva… pero por si acaso, tengo un plan B.