Un propósito de Año Nuevo es una tradición consagrada que consigue llevar nuestra atención a un área de mejora en nuestra vida, aunque sea durante breve tiempo. Después de la segunda semana de enero, todo vuelve a ser igual.
A largo plazo, un par de semanas de hacer ejercicio o ahorrar dinero no es realmente la solución para una diferencia significativa en nuestras vidas. Ni hacer largas listas de cosas que nos gustaría hacer.
En muchas páginas web, revistas y medios podrás encontrar cientos de artículos que te dan ideas para elegir tus propósitos; la realidad es que ninguno de estos recursos te ayudará a realizar uno solo de ellos. En el ámbito financiero, algunos artículos, por ejemplo, pueden recomendarte que incrementes tus ingresos intentando buscar una devolución de Hacienda.
No siempre hay profesionales del ramo detrás de estos textos. Para la persona promedio, no hay muchas opciones para obtener devoluciones espectaculares tras tu declaración de Hacienda.
Dicho esto, el fin de año es un buen momento para revisar algunos detalles financieros muy concretos que sí que te traerán una ganancia tangible durante el año. Y mucho más allá del año que comienza. Es mejor que te concentres en acciones concretas que te permitirán obtener un beneficio y una tranquilidad adicional en los años por venir.
Aquí hay cuatro acciones concretas que puedes tomar que te ayudarán más que cualquier propósito:
1.Revisa tus contribuciones al plan de jubilación
Desafortunadamente, muchas personas usan el enfoque “Solo lo que me deposite la empresa”. La lógica es que los aumentos salariales aumenten las contribuciones hechas sobre una base porcentual, sin necesidad de insumos adicionales.
Sin embargo, en cada vez será más difícil que las contribuciones mínimas alcancen para pagar pensiones que garanticen una calidad de vida. Solo el 7% de los trabajadores que cuentan con una Afore realizan aportaciones voluntarias. Hay una desconexión entre lo que un trabajador joven percibe sobre su vida y la realidad de lo que será su pensión cuando le llegue el momento de jubilarse.
Si realizas una aportación voluntaria de apenas un 2% de tu sueldo mensual, podrás ver un beneficio importante. Por ejemplo: una persona que hoy gana $12,000 y realiza una aportación de un 5% de su salario, incluso si no recibiera ningún incremento a lo largo de su vida laboral, conseguiría ahorrar casi $400,000 más que si no lo realiza. Y claro, si como es de esperar, tu sueldo tiene una progresión, podrás obtener una ganancia aún mayor.
Eventualmente, según como se incremente su salario, puedes aumentar estas aportaciones hasta un 15 o un 20%.
2.Sanear a los beneficiarios
Es sorprendente la cantidad de personas que tienen designados de beneficiarios que ya no resultan viables. Cosas como tener un ex cónyuge o un padre fallecido nombrado como beneficiario pueden acarrearte problemas en el futuro. Actualiza tu lista de beneficiarios.
Se trata de una acción concreta que te permitirá dormir tranquilo. Debes hacer esto cada año. Las situaciones cambian. Asegúrate de que tus beneficiarios reflejen tus deseos actuales.
3.Revisa tus coberturas
Todas las pólizas de seguro deben revisarse al menos una vez al año. La situación de tus seguros también es algo que cambia con el tiempo, y lo que era apropiado hace unos años puede no ser apropiado ahora.
Tu seguro de vida debe cambiar a medida que cambian las situaciones y las metas familiares. Si uno de tus hijos se gradúa de la universidad, es posible que ya no sea prioritario contar con uno. O al revés: si acabas de ser padre o madre, querrás tener un seguro que proteja el futuro de tu hijo o tu hija.
También debes revisar el seguro tu seguro de vivienda o hablar con tu asesor financiero para que el seguro de vivienda contratado con tu hipoteca pueda incrementar sus coberturas. ¿Estás cubriendo todo lo que necesitas y no estás cubriendo cosas que no necesitas? ¿Qué pasa con el seguro de tu automóvil?
Además de asegurarte de que las pólizas de vivienda y automóvil sean apropiadas, es una buena idea comparar precios periódicamente.
Las primas tienden a subir, y realmente no hay inconveniente en explorar tus opciones. Podrías ahorrarte mucho a largo plazo.
4.Echa un vistazo a tu presupuesto anual
Este es un propósito de Año Nuevo común. Muchas personas lo hacen año tras año, decididos a que este será el año en que realmente funcione. Pero de alguna manera nada cambia.
El problema con los propósitos, cuando funcionan, no son propósitos, son acciones. Los planes por sí solos no logran nada. Es bastante fácil imaginar una vida financiera bien organizada en la que el dinero se asigna automáticamente a las cuentas apropiadas y un sistema rastrea tus gastos y proporciona recordatorios cuando nos desviamos del camino.
Pero realizar un propósito es como subir una montaña. Hay que hacerlo cada día y eso es difícil. Los propósitos desgastan. Te saltas un día, luego dos. Entonces dejan de ser prioritarios. Y, eventualmente, nadie recuerda por qué o para qué se hicieron.
Luego, el próximo año, comienzas de nuevo. Nuevas resoluciones, mismas montañas. Y créeme: la montaña siempre gana.
Algunas personas tienen la determinación de sentarse con su nómina, dividirla en pequeñas cuotas y aplicarlas en los rubros apropiados. En el reparto de fuerza de voluntad tomaron toda la disponible, dejándonos a los demás con nada.
Pero hay una solución: la automatización. La automatización es una acción sin necesidad de hacer un esfuerzo sostenido. No sirve de nada decidir que pondrás el 5% de su salario neto en un fondo de ahorro para emergencias a menos que realmente lo haga. No lo dejes a tu fuerza de voluntad: automatiza.
La diferencia entre tomar medidas vs. hacer propósitos de Año Nuevo
Un propósito sin acción no logra nada. La acción, por otro lado, hace que las cosas pasen.
Automatizar tus finanzas es una acción de una sola vez. Por supuesto, deberás revisar las cosas y monitorearlas periódicamente. Pero tendrás algo que revisar y monitorear. La gran mayoría de las personas que deciden cambiar solo terminan haciendo de nuevo el mismo propósito año tras año.
Automatiza todos los aspectos de tus finanzas diarias que puedas. Toma las medidas adecuadas antes de que termine el año. Configura ahorros automáticos con los que que puedas construir o mantener un fondo de emergencia. Establece cantidades de ahorro para cualquier objetivo que quieras cumplir. Configura pagos automáticos para facturas de rutina. Saca el propósito de la ecuación.
Incluso puede encontrarte con que la revisión y el monitoreo son más gratificantes que el acto de ahorrar en sí.
Revisar y monitorear te dan una sensación, totalmente real, de que haces cosas que tienen una consecuencia visible. Mentalmente, es mucho más fácil de hacer que llevar a cabo cada mes una acción que, al final, puede resultarte monótona y repetitiva. Es mucho más probable que saques tiempo para revisar tus cuentas y no para hacer esos depósitos que te permiten incrementar los saldos. Puedes estar seguro que las personas que cumplen sus objetivos nunca han hecho propósitos de Año Nuevo.
La automatización puede ser la clave que te permita cumplir con todo eso que deseas financieramente hablando. Por lo menos, te pondrán en el camino de la realización y no en el de la desilusión por haber vuelto a fallar.