Si has leído mis columnas anteriores, sabrás que mi vida cuando era pequeño no fue la mejor. Mi familia nunca tuvo un ingreso mensual mayor a los 35 mil pesos y nos quedamos sin hogar dos ocasiones. Por supuesto, estas dificultades y pruebas han influido en lo que soy como persona hoy. Aquí te comparto cinco lecciones de dinero que aprendí al crecer en la pobreza:
1. No todo el mundo entenderá tu situación
Si asististe a una escuela pública cuando eras niño y finalmente vas a una universidad pública, interactúas y te haces amigo de muchos tipos diferentes de personas de diversos orígenes socioeconómicos. La verdad es que existe (y probablemente siempre existirá) una barrera de comprensión entre quienes crecen en familias de clase media a media alta y quienes crecen en la pobreza.
Los niños típicos de los suburbios de clase media no entenderán lo que es tener que esperar hasta la primera semana del mes siguiente para conseguir ese nuevo par de zapatos tan codiciados porque mamá tuvo que usar el resto de su dinero en gasolina para llevarte a la escuela, y no le pagan hasta entonces. No entenderán lo que es tener que preocuparse por si les cortarán la electricidad porque un gasto inesperado hizo imposible pagar la factura completa. Hay una brecha cultural real ahí, y todavía no estoy seguro de cómo superarla.
2. Con trabajo duro y perseverancia, todo sale bien al final.
A veces las cosas se ponían difíciles. Debido a que el dinero era tan escaso, hubo momentos en los que mi madre no estaba segura de cómo iba a pagar la luz o cómo iba a poner comida en la mesa. Pero no se rendía. Ella buscaba soluciones día y noche; siempre las encontró y nos mantuvo a flote un poco más. La vida te pone a veces obstáculos que simplemente no sabes cómo enfrentar, pero debes aprender algunas lecciones de dinero y hacerlo. Claro, es posible que estés continuamente en desventaja, pero está garantizado que nada cambiará si no trabajas duro y sigues adelante.
3. No vendas la piel del oso antes de cazarlo.
No confíes en que las cosas salgan de la manera que esperas.
La vida tiene una forma de hacer desaparecer cosas aparentemente garantizadas.
Si trabajas con lo que tienes, y no con lo que crees o esperas que suceda, te irá mucho mejor en la vida. Si eso que estás esperando realmente se cumple, es fantástico. Pero si das algo por seguro y no funciona, todo puede colapsar y quedarás atrapado sin un plan B.
4. Las dificultades soportadas dan sus frutos
Cada pequeño obstáculo que tienes que superar te prepara para el futuro. Cada desafío fortalece tu carácter e intelecto; estas son enseñanzas que no puedes aprender en un aula.
Las dificultades de la vida pueden convertirte en una mejor persona y diferenciarte ante los futuros empleadores y otras personas de influencia. Alguien que nunca ha luchado un día en su vida y alguien que creció viviendo de sueldo a sueldo tendrán una perspectiva diferente de las finanzas personales. Una persona adinerada puede ser frívola con sus gastos. Pero alguien que ha vivido en la pobreza contará cada centavo, porque alguna vez tuvo que superar algunos retos económicos si quería mantener su casa funcionando.
5. No permitas que tu situación defina tu actitud
He pasado por muchas cosas en mi vida, pero siempre he intentado mantener una actitud positiva. Le agradezco a mi mamá por mi disposición optimista; ella me ayudó a mantener siempre la cabeza alta y me enseñó que un día todo lo que sufrimos valdrá la pena y tendrá sentido.
No tienes que dejar que la situación de tus finanzas personales defina tu actitud. Incluso si todo va mal en un día determinado (no aprobaste una clase, tu jefe te gritó…) si mantienes siempre la cabeza en alto y una sonrisa en tu rostro, eso te llevará lejos en la vida.